En septiembre de 2010 publicamos en IDEAL una historia sobre la muerte de dos pollos de águila imperial en Vilches , en cuyos cuerpos encontraron veneno. Metomilo, un insecticida. Luego la Junta dio explicaciones: cierto que había veneno en los dos cadáveres. Tanto como que había diligencias abiertas en un juzgado de La Carolina y que la Guardia Civil había peinado muchos kilómetros buscando el foco del veneno que había acabado con dos ejemplares de una de las rapaces más amenazadas del mundo. La Junta explicó que a los pollos no los había matado el veneno, sino el viento. Que una ráfaga los había tirado del nido, y los habían devorado alimañas. Y que tenían en el cuerpo cantidades de tóxico tan pequeñas que no parecía ésa la causa de la muerte. Vamos, que a los pollos les pasó como a Contador con el dopping. En el juzgado no sabían del extraño caso de los ‘pollos Contador’, y seguían con diligencias abiertas. Finalmente las archivaron, no porque hubiese poco veneno sino porque no se pudo determinar quién puso el Metomilo a circular en la cadena trófica.

Ahora la Guardia Civil ha desvelado un fraude por parte de los responsables de gestionar la conservación del águila imperial, que tenía montado un negocio de huevos. Los dos detenidos en Jaén son A.M.M. y S.P.P., dos de las personas encargadas de liderar la conservación de tan delicada especie como el águila imperial. Además de estas dos detenciones, en Jaén se hicieron dos registros: una vivienda y una caseta de aperos de labranza. No se encontró nada importante para la causa en ninguno de los registros.

Para explicar cómo sospecha la Guardia Civil que funcionaba la trama recurro a un teletipo de la agencia EFE

Según ha explicado a Efe el capitán del SEPRONA José Manuel Vivas, los implicados supuestamente robaban huevos y pollos de águila imperial del medio natural (lo que ha trascendido de la investigación no aclara los atentados contra la naturaleza en Jaén, provincia donde las águilas imperiales siguen anidando casi más que en ningùn otro sitio) y los llevaban a Sevilla, donde los presentaban como nacidos en el centro “para seguir cobrando las subvenciones” de la administración andaluza, que podrían rondar el millón de euros anuales por diferentes conceptos desde 2002.

De este modo, los detenidos “presentaban datos de un proyecto científico de éxito, pero en realidad todo era una estafa en tanto que los huevos eran extraídos del medio natural”, ha apuntado Vivas, quien considera que la Junta de Andalucía ha sido “víctima” en este caso, en tanto que la empresa subcontratada para gestionar el centro “usaba sus subvenciones para otros fines”.

Vivas ha insistido, además, en que el Gobierno andaluz “ha colaborado en todo momento con la investigación”, que comenzó el pasado mes de enero, después de que la Guardia Civil recibiera varias denuncias del expolio de huevos y pollos de rapaces protegidas en la provincia de Ciudad Real, y que aún sigue abierta.

El trabajo del centro era tan “poco científico” que los agentes han encontrado hasta un pollo de águila real que había sido expoliado de un nido pensando que era de imperial.

Todo valía en este negocio de huevos.