A los jienenses les ha entrado la tontuna y se han emperrado en criticar el tranvía. Total, por cuatro atasquillos y unos arbolitos de nada. Pobreticos, que no están disfrutando de un acontecimiento planetario, de un brote verde de los de verdad: por primera vez en la historia, la Junta de Andalucía está ejecutando una obra en tiempo y forma en Jaén.
La alcaldesa Peñalver está consiguiendo lo nunca visto. Ha puesto a la Junta a trabajar a contra estilo. No los ha dejado presentar ni la presentación de que se va presentar el boceto del primer borrador del guión inicial. Ni hacer un concurso de ideas. Ni una maquetilla que ir llevando de barrio en barrio. A más de uno le va a dar un soponcio.
Por primera vez en la historia no hay restos arqueológicos, colectores, problemas técnicos, ni siquiera alguien a quien echar la culpa de los retrasos. (Tampoco ha habido nadie que los haya estado buscando.) Esta tía es una fiera. Por primera vez no hay engañifas ni artimañas. La alcaldesa anuncia proyectos de la Junta, y no deja a los mandamases de la Plaza de las Batallas salir ni en una foto. Eso es lo que hay. La Peñalver les está sacando las vergüenzas a las mentes pensantes de las excusas para marear el Museo Ibero, la Ciudad de la Justicia o el Complejo Hospitalario de Jaén (que antes de acabar con las millonarias obras previstas hace diez años ya está caduco, que tiene narices). Pensar excusas durante diez años debe ser una tarea agotadora. No deja tiempo para hacer nada. Hasta que llegó la Peñalver, y demostró con una obra de más de 70 millones de euros gestada en año y medio la monumental tomadura de pelo de la Junta a Jaén durante las dos últimas décadas.
Con la tontuna de los atascos, los jienenses no se están dando cuenta de todo ésto. Los árboles no les dejan ver el bosque. Por eso, que ruja la motosierra. ¡Salve, alcaldesa!