Samuel compareció el miércoles en el juzgado por un juicio de faltas: cuando lo detuvieron por su implicación en el tiroteo de Andújar se rompió la escayola que llevaba en un brazo y amenazó a los policías con denunciarlos por haberle hecho daño. El interrogatorio derivó hacia la mala salud de Samuel pese a sus 25 años, y a los dolores que sufre. Él explicó que padece del estómago, y que lo tuvieron que operar. Pero por más que miraban en su historial médico no aparecía ni una palabra sobre operaciones de estómago. Para sorpresa de todos, Samuel explicó a su señoría que es que para operarse había dado un nombre falso, y el SAS lo había metido en quirófano con la identidad de otra persona. “No siga usted por ahí a ver si vamos a tener que acusarle de algo más grave”, le atajó el magistrado.
Samuel tiene una agenda muy apretada en prisión: ayer juicio, hoy visita al juez de Andújar para que le prorroguen la prisión preventiva o lo pongan en la calle. El viaje lo ha hecho con su tío Julio. El que corta cabezas. Me confirman desde la dirección de la prisiónque está ingresado como un preso más, aunque -lógicamente- no le quitan ojo de encima. No les vaya a doler el estómago a todos.