Cazalilla está empavada, ¿quién la desempavará? Los ecologistas de Asanda anuncian que mañana estarán ojo avizor para comprobar que no se tira a la pava desde el campanario. Apañados están. Pues claro que se va a tirar la pava, y algún vecino la recogerá, le hará mimos para que se le pase el sofocón y la tendrá bien cuidada en casa, como manda la tradición. Otros años los ecologistas de Asanda andaban diciendo que lo que había que hacer es tirar un pavo de goma, y la gente se descojonaba de ellos. Ahora se ahorran lo del látex y directamente amenazan con las multas.

El problema es que la Junta no sabe lo que quiere. Bueno, sí lo sabe. Quiere ser guay y progre, y a la vez queda-bien con los vecinos y sus tradiciones. Quiere comerle la boca al que tira a la pava, al que la atrapa y al que lo denuncia. Y a la pava darle unos piquitos. Todo a la vez.

Los guays y progres no tiran a las pavas desde los campanarios, qué barbaridad. Por eso, la Junta hace leyes que protegen a los animales. Aunque a la hora de aplicar las leyes le sale la vena queda-bien, y les pone las multas más bajas que puede. La pava de Cazalilla se acaba el día que quiera la administración y se ponga a aplicar en serio sus propias leyes, en vez de compadrear con todo el mundo. Si la pava de Cazalilla es un acto tan salvaje como para prohibirlo, que lo asuman, que no permitan el choteo que ahora se traen los vecinos y lo hagan cumplir a ritmo de multas de 30.000 euros, que podrían hacerlo. Si no lo es, como parece por lo que vemos en fotos y en la tele (sólo fui una vez, hará ya veinte años, y no vi salvajismo por ningún lado), que dejen a la gente disfrutar en paz de sus fiestas y tradiciones. Que se dejen de hipocresía pavuna. Menudo pavo tienen.

En la foto, Miguel Gallego muestra a Blasa, la pava que ‘voló’ desde el campanario de Cazalilla por las fiestas de San Blas en 2005, y que a los pocos meses lucía lozana con su recén nacida descendencia, como si no la hubiesen torturado salvajemente unos bárbaros para goce y disfrute del populacho. La fiesta tiene más de un siglo de historia y quien atrapa a la pava debe cuidarla para atraer la buena suerte y la abundancia a su hogar.