Tenía noticias de un abogado artista, Juan Antonio Gutiérrez Carazo, que es cantante de ópera. Ahora llega el abogado rockero y literato. Según publicaba hace unos días el Consejo General de la Abogacía Española en su página web (y paso a transcribir la noticia), “Qué hace una chica como tú en un sitio como este…”, aquella romántica canción de los Burning ha llevado a Pedro Antonio Herreros Rull a ganar el premio mensual del II Concurso de microrrelatos del mes de marzo, convocado por el CGAE y la Mutualidad de la Abogacía. Su relato Viejo Rockero “tiene mucho de personal ya que soy un amante del rock y maduré la historia en un concierto de este grupo referente de “La movida madrileña”, confesó tras recibir la noticia.
Pedro Antonio, que tiene 45 años y es licenciado en Derecho y ejerce como abogado en un despacho (calle Castilla en Jaén), nunca había participado en otros concursos de relatos pero en el de microrrelatos sobre abogados lleva desde sus inicios mandando historias: “Lo ví en la revista Abogados, la cual recibo por ser colegiado y me sedujo desde el primer momento, nunca fallo”. Aunque seguirá participando todos los meses y podrá optar al premio anual de 3.000 euros, para él ya es un orgullo el recibir esta distinción: “El pasado 9 de abril fue mi cumpleaños y no hay mejor regalo, pero seguiré participando, de hecho ya he mandado el relato del mes de abril”, declaró agradecido.
El relato premiado y otros seleccionados por el jurado de entre los recibidos en el mes de marzo pueden leerse en www.abogados.es y www.mutualidadabogacia.com, dentro del microsite dedicado a este concurso que albergan ambas páginas web.
Aquí está el relato
Viejo Rockero
Es inevitable. Siempre me ocurre. Cuando te observo me viene a la mente la fotografía de mi graduación e, ipso facto, comienza a sonar en mi cabeza aquella romántica canción de los Burning. Y es que por aquel tiempo la música era mi argumento de vida y mi ofrenda diaria se ceñía al rock and roll. Hasta que decidí terminar derecho. La causa de aquel cambio la tuviste tú, con tus sempiternos problemas, utilizando armas de mujer para cambiarme. Y lo conseguiste. Pero hoy, en este ámbito, el cuero de mis pantalones se pierde bajo la toga que enmascara mi deteriorado cuerpo de rockero. Las puñetas me delatan y quizás nena, este no sea tu sitio, pero por mucho que a mi me apetezca, lo cierto es que el imperio de la ley me impide dictar auto de sobreseimiento porque, aunque agradecido, todos los indicios apuntan a una vista oral.