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27.440 euros desde el infierno

A principios de mes escribí un reportaje sobre jienenses en los campos de concentración nazis con motivo del aniversario de la liberación de Mauthausen, uno de los grandes mataderos de este siglo. No salió en la edición digital, así que me pide el cuerpo compartirlo aquí

27.440 euros desde el infierno nazi

Más de 130 nacidos en la provincia murieron en el campo de Gusen tras pasar por Mauthausen, de cuya liberación se cumplen hoy 76 años


JAÉN. Juana Ruiz Fernández, de Aldeaquemada, tiene de su padre la imagen de un mozo con uniforme de militar, con la gorra calada, la bayoneta colgando del cinturón blanco, pantalones bombachos, botas altas y unos ojos que miran fijos a la cámara. Es la única imagen que tiene de él. Se la debieron tomar allá por 1936. Se separaron cuando ella tenía un año, en plena Guerra Civil. Juana no guarda de su padre ningún recuerdo. Sólo conserva de él esa fotografía, en tonos sepia. Éso y 27.440,82 euros que va a recibir de la República de Francia, en concepto de «ayuda financiera en reconocimiento de los sufrimientos padecidos por los huérfanos cuyos padres han sido víctimas de padres de barbarie durante la Segunda Guerra Mundial». Juan Ruiz Vivar fue una de las miles de víctimas de los campos de concentración nazi de Mauthausen y Gusen, en lo que hoy es Austria. Según cálculos del Gobierno de España más de 130 jienenses murieron allí. Y aunque pocos de sus hijos ya octogenarios lo saben, tienen derecho a cobrar una pensión. 27.440,80 euros que llegan desde el infierno de Mauthausen, de cuya liberación se cumplen hoy 76 años.
La Guerra Civil española llevó a Juan Ruiz Vivar (nacido en Aldeaquemada el 26 de junio de 1910) a Barcelona. A Juana y a su hermano Antonio, fallecido recientemente, siempre les dijeron que el comienzo de la Segunda Guerra Mundial lo cogió en Francia. Desde allí legó la última carta a Aldeaquemada: «Mi madre siempre me ha contado que decía que la cosa estaba muy mal allí, y que estaba deseando volver a su pueblo… Y no pudo ser». Más de setenta años después a Juana aún le tiembla la voz al recordar. Durante años es lo único de lo que han tenido certeza en su familia. Más de dos décadas estuvieron sin tener ninguna noticia de Juan. Sólo la incertidumbre más absoluta: «Mi madre lo buscó por todas partes. Ésta foto, la única que tengo de él, se envió también a unos refugiados españoles que estaban en México. Y a otros de Aldeaquemada que estaban en Francia. Se mandó a todos sitios. Y nada».
El 12 de marzo de 1959 la Cruz Roja Internacional, a donde había llegado la petición de ayuda de la familia a través de Cruz Roja Española, encuentra una pista en los registros de los campos de concentración nazi. El 28 de abril de 1960 la familia recibe la confirmación oficial: Juan Ruiz Vivar había muerto en el campo de Gusen, cuatro kilómetros al oeste de Mauthausen, el 21 de octubre de 1942.
El Ministerio de Cultura ha recopilado datos de los españoles que pasaron por los campos nazis en una página web. En la ficha de Juan Ruiz Vivar se explica que fue deportado a Mauthausen (hoy Austria, país que se anexionó Alemania en la Guerra) el ocho de agosto de 1941. En el antebrazo le tatuaron el número 8.761, que consta como «número de prisionero».
La investigadora Pilar Pardo, que busca hijos de víctimas de los campos para que cobren su pensión, explica que los republicanos españoles comenzaron a llegar a los campos de concentración en agosto de 1940 y durante todo 1941. Allí trabajaron en la ampliación de las instalaciones o en la cantera. De la cantera al campo había una escalera. 186 escalones que tienen su leyenda negra. Muchos reventaron allí cargados de piedras. «Cuando ya no eran útiles allí por enfermedad o debilidad los llevaban a Gusen», dice Pardo. No hay constancia de cuando trasladaron a Ruiz. Sólo que murió allí el 21 de octubre de 1942. Gusen era un campo de no retorno. Durante 1941 se trabajó allí de firme para construir la trituradora de piedra más grande de Europa. También emplearon a los prisioneros para hacer una línea de ferrocarril.
41 días juntos en el infierno
Durante cuarenta y un días, Juan Ruiz coincidió en el campo con Manuel Quesada Olmos, nacido en Porcuna el 2 de enero de 1903. Su hijo, Eduardo Quesada, tiene ahora 82 años y vive en Barcelona. Todos los hermanos se buscaron la vida fuera del pueblo. Él sí tiene vagos recuerdos de su padre, que desapareció cuando él tenía siete años. «Cuando empezó la Guerra Civil vino mi padre a medianoche y nos dijo que nos teníamos que ir. Nos llevó a Torredonjimeno, y allí estuvimos hasta que acabó aquello», explica. No puede precisar cuando dejó de ver a su padre. Guarda una carta una carta enviada desde Francia en la que les pedía fotos. «Yo no puedo ir a veros», les decía a su mujer y a sus hijos. Ya no tuvieron noticias suyas hasta hace unos años.
Manuel Quesada Olmos debió de ser de los primeros españoles en llegar a Mauthausen. Consta, según la ficha del Ministerio de Cultura, que fue deportado el 8 de septiembre de 1940. La esperanza de vida en los campos era baja. Un año y un mes después de la fecha de ingreso, el 18 de septiembre de 1941, murió.
Tanto Manuel Quesada como Juan Ruiz convivieron en el tiempo que estuvieron en el campo con alrededor de 150 presos jienenses. Una veintena salió de Mauthausen con vida. Más de 130 murieron. Hay constancia de víctimas de Alcalá la Real (4), Alcaudete (3) Aldeaquemada (1), Andújar (6), Arjona (2), Baeza (1), Bailén (1), Beas (2), Bélmez (1), Campillo de Arenas (1), Cárchel (1), Castillo de Locubín (3), Cazalla de Martos (1), Cequia (1), Escañuela (1), Fuensanta (1), Guarromán (3), Huelma (1), Huesa (1), Ibros (2), Jabalquinto (4), Jaén (10), Jamilena (1), Jódar (2), La Carolina (6), La Guardia (1), La Iruela (1), Linares (9), Los Villares (2), Mancha Real (2), Martos (5), Mengíbar (9), Mesa de Segura (1), Mures (1), Noalejo (3), Orcera (1), Pegalajar (1), Porcuna (3), Puente de Génave (3), Ribera Alta (2), Sabiote (2) Santa Elena (1), Santiago de Calatrava (2), Segura de la Sierra (1), Torredonjimeno (3), Torres (1), Úbeda (1), Vilches (2), Villacarrillo (4), V. de la Reina (1), V. del Arzobispo (3). La mayoría acabó en Gusen. Muchos tenían hijos. Y según Pilar Pardo pocos saben que aún tienen derecho a cobrar un dinero de Francia por haber crecido sin padre.
«Mire usted, a mí me han concedido. Tengo familiares que están con hipotecas y demás. Y mi pensión para que contar. Es un dinero que nos viene muy bien, tal y como está la cosa», dice Eduardo Quesada. Dinero pagado con sangre sobradamente en el infierno nazi.

(El correo electrónico de Pilar Pardo, donde pueden ponerse en contacto con ella todos los interesados, pilar.pardo.v@hotmail.es)

A bocajarro. A la distancia justa donde salpican las tripas de la noticia cuando estalla.

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