El régimen construye hoy su teoría de la conspiración: cada vez que se aproxima una cita electoral, la jueza Alaya le pega una patada al PSOE en la espinilla. O en los cojones, como esta semana, a cinco días de las generales, con un auto en el que resucita para Chaves el tema Matsa (que a nadie se le olvide que se enterró por cuestiones de forma, no de fondo) y que va directo a por Griñán. Ahí es nada.
Como casi siempre que hay novedades en el tema de los ERE, en el último auto de Alaya hay matices jienenses. Se cita a una asociación de de ex santaneros (es de las pocas sociedades que no son de Andalucía Occidental que salen a colación, nada especial, una más entre tantas mencionadas) y a los consejeros Vallejo y Ávila. Nada personal ni por lo que deban preocuparse porque están ahí por su condición de consejeros de Empleo-Innovación y en el auto aparecen citados prácticamente todos, no porque se les presuponga alguna implicación. Al menos de momento, porque con los vuelos que Alaya le está dando a la causa que instruye aquí puede coger chispas hasta el Papa de Roma.
El procedimiento está adquiriendo un volumen gigantesco. Más por la parte sevillana, pero en Jaén ya hay muchos implicados (ex sindicalistas y ex miembros del PSOE y allegados, fundamentalmente). Se puede volver imposible de manejar en términos procesales. ¿A quién le importa éso hasta después de marzo? A pocos días de las generales, el régimen hace crecer el run-run, ya como último parapeto: hay una conspiración y Alaya es la mano ejecutora. Lo dicen además con los dientes apretados y la respiración entrecortada. Como al que le han pegado una patada. En to’ los huevos, además.