Al chófer de Guerrero, el de los ERE, le echó mano la Policía en Andújar. Lo cazó la Unidad contra la Delicuencia Especializada y Violenta de la Policía Judicial de Jaén. A principios de noviembre, la UDEV de Jaén recibió un soplo sobre las actividades de este individuo (anteiormente investigado por fraude fiscal). Se le investigó, se le hizo un registro, se le detuvo por supuestos delitos de fraude en el cobro de subvenciones (también le encontraron un arma cuyo origen se investiga) y se le tomó declaración. Entonces fue cuando soltó la bomba: que él y Guerrero se pulieron miles de euros en fiestas y coca, y en artículos de lujo. Los 900.000 euros en subvenciones, supuestamente, no se destinaron al fin previsto. Unas casas rurales en Andújar y otro negocio. En su declaración a la Policía, el chófer dice que el dinero le llegó en apenas un mes desde que lo pidió. Y a vivir.
La Policía puso al detenido a disposición del juzgado de Andújar, al que trasladó las diligencias practicadas. También se informó a la Subdelegación del Gobierno en Jaén, y el juez de Andújar dio conocimiento al juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla, el de la jueza Alaya, por su fuera de su interés. El Cuerpo Nacional de Policía ya no trabaja en la causa de los ERE. Empezó el trabajo cuando estalló el caso, pero Alaya consideró que no lo hacían con la diligencia necesaria, y los apartó del caso. Se puso en manos de la Guardia Civil. Se ve que no conocía a la UDEV de Jaén. De hecho, además de reclamar la causa para ella, Alaya ha pedido a los policías de Jaén que se abstengan de seguir investigando. Que ya lo harán los beneméritos.
¿Por qué trasciende ahora un asunto cocido en diciembre pasado? La jueza Alaya ha pedido al juzgado de Andújar que se inhiba y le pase la causa. Así que el sigilo y el celo que pusieron las autoridades en Jaén para que el asunto no trascendiese (por mucho menos de un fraude de casi un millón de euros se hacen notas de prensa, y no me consta ningún secreto de sumario aunque por la naturaleza del tema se pueden declarar reservadas) se ha ido al garete. Y el caso del chófer que compraba cocaína con el dinero de subvenciones pasará a incorporarse a la macrocausa que instruye Alaya. El chofer vive en Llanos del Sotillo. Está parado. Lo echaron de la Junta en 2009. Y tiene una seria adicción a la cocaína, me cuentan. En ABC indican que en sus buenos tiempos lo llamaban ‘el ministro’. ¿Por qué habla? Seguramente por venganza. Porque lo dejaron tirado.
La pena es que cada vez que la escandalera de los ERE salpica, Jaén sale pringada. O de mierda o de coca. Pero pringada.