Nos hemos pasado el invierno en mangas de camisa y llega la primavera con una alerta por nieve en las sierras de Jaén. Se ve que hoy el protagonismo es de la nieve. No es por nada que hoy vaya a declarar a los juzgados de Sevilla el chófer Trujillo, el de la coca.
A día de hoy, con su ex jefe Guerrero en el trullo, Trujillo es el mejor aliado de la Junta. Los intentos de Guerrero de implicar a la cúpula del ejecutivo en el meollo de los ERE han encontrado un grave obstáculo de credibilidad. Vamos a ver: quién se va a creer lo que diga un tío que se metió por las napias una granja de pollos, una empresa de muebles y no se qué cosas más. Para pasarlos los remojaba con gin-tonic, que también se los metía doblaos. ¿No queda claro que era cosa de cuatro golfos? Ese es el planteamiento que Trujillo le ha puesto en bandeja al PSOE. Así que el chófer que atropelló al socialismo andaluz con sus revelaciones a la Policía de Jaén sobre juergas, copas y farlopa es hoy el último parapeto de los jerifaltes. Con el escándalo que está liando. Tan contradictorio como un inverno en mangas de camisa y la nieve el primer día de primavera. El mundo al revés.
Actualización: Le ha dicho Trujillo a la jueza Alaya que él y Guerrero se metían 25.000 euros de coca al mes. Mucha coca parece esa. Mi amigo Remo (@Remo en twitter, del Blog Salmón), muy aficionado a los números, ha echado cuentas y estima que eso son unos 16 gramos al día, y un día detrás de otro, con lo que en poco tiempo no estarían cobrando subvenciones, sino criando malvas más tiesos que la mojama. Esa cantidad de dinero sólo es ‘justificable’ si incluye en gasto en fulanas y copas, opina Remo. O puede que el chófer vaya de farol, y quiera presumirle de vicioso a doña Mercedes. O simplemente haya pensado que cuanto más dinero cuele con lo de las drogas menos explicaciones tendrá que dar de otras cosas.