Rubén M.C., Adonay S.S., Raúl y Moisés A.M., Rubén M.P., Sergio C.L., Alberto M.A., Jesús C.P, -estos dos algo mayores pero también en el ajo-, y varios más que pateaban las calles con ellos cuando vivían a mil por hora ya no son los reyes del mambo. Ni imponen su ley en el barrio. Ni parten el corazón a las chicas que adoran a los chicos malos. Ahora están en prisión con largas condenas en perspectiva, ven a sus esposas una vez cada dos semanas y se están perdiendo ver crecer a sus hijos. O están desterrados de Jaén. O viven en busca y captura sin poder dar un paseo por la calle, sin mirar hacia atrás a cada paso. Son la “Quinta del 88”, un grupo de delincuentes juveniles que desde 2002 -hace ahora una década- han venido cometiendo delitos de forma muy llamativa, batiendo marcas de delincuencia conforme cumplían años. Ahora la Justicia les está ajustando las cuentas.
Adonay S.S. tiene ahora 23 años, mujer y un hijo de corta edad. Van a verlo a la cárcel, donde cumple varias condenas. Le echaron dos años por un tiró en Jaén por la Paz. Unas gafas de sol de mujer (graduadas además) un móvil y 35 euros de botín aquel 5 de mayo de 2007. Iba con un menor. Tiene al menos dos penas más por otros robos. Y las que le pueden caer: en verano tiene dos juicios el mismo día: uno por apropiación indebida (de cuando se metió en el negocio de los cobros a morosos). El segundo es por otro delito contra el patrimonio. Delgado, rubio con los pelos en punta, de 1,70, venía embalado de cuando era menor y no frenó a tiempo. Cumplió los 18 en 2007. En un año, al llegar a los 19, acumulaba ya 14 detenciones. En 2008 la Policía le atribuyó hasta 21 robos. Por aquella época andaba con Rubén M.P.
Hermanos
De los hermanos Raúl y Moisés M.P. se ha escrito mucho desde que los antidisturbios de la Policía los sacaron por las bravas de su casa en Antonio Díaz en diciembre de 2010. Estaban allí guardados de la Justicia, con la que tenían una decena de asuntos pendientes. Raúl, de 24 años ahora, llegó a tener seis citas judiciales en dos días, además de tener que ir a Comisaría para declarar por varios delitos más. En muchos de ellos, junto a su hermano Moisés, sobre el que pesa destierro de Jaén y también con alguna condena a sus espaldas. La Policía los considera especialistas en robos violentos. Habitualmente trabajaban en grupo con otros chavales que rodeaban y acorralaban a quién elegían como víctima (jóvenes que van solos o con chicas). «Agreden, intimidan, amenazan y registran sus bolsillos hasta despojarlo de todas sus pertenencias amparándose siempre en la superioridad de la actuación en grupo y usando, en ocasiones y dependiendo de la resistencia que encuentren, una violencia innecesaria y desproporcionada», decía un informe judicial. En 2007 llegaron a protagonizar un delito insólito: el secuestro exprés de una vídeoconsola, por la que pidieron 100 euros de rescate. Hace ahora un año Raúl tenía tres condenas por cumplir y ocho causas todavía abiertas.
Rubén M.C. delinquía desde chico en otoño, en verano, en primavera y en invierno. Será por eso que en la Comandancia de la Guardia Civil o en Comisaría lo conocen como “el Perenne”. La última vez que le dio un beso a su mujer fue al salir de un juicio del que salió absuelto. Tiene una pena de tres años, y otras menores. Y media docena de causas más aún pendientes. La Guardia Civil llegó a imputarle más de veinte robos en chalés tras encontrar decenas de objetos supuestamente sustraídos en una propiedad de su padre.
Jesús C.P., algo mayor, coincidió en las calles con ellos. Está actualmente en prisión por asalto a mano armada de una casa de campo. Fue un error de cálculo: pensaba que era un puticlub y entró allí con otras tres personas armadas hasta los dientes a llevarse la recaudación. Le cayeron 15 años por aquello. La guardesa lo identificó en el juicio por sus ojos «alegres y bonitos». Con 22 años acumulaba ya 18 detenciones por robos en Jaén, Martos, Torredonjimeno o Bailén. En su historial hay delitos tan peculiares como el asalto a la tribuna de Semana Santa de donde se llevó un repostero de terciopelo morado con bordado de oro en su entorno y con el escudo de Jaén y el escudo de la Agrupación de Cofradías.
Alberto M.A., alias “el Magallanes”, son palabras mayores. Con catorce años y harto de cocaína participó en el asesinato de 33 puñaladas de un joven. Ya pagó por aquello. nada se sabe de él desde el 26 de marzo de 2008, cuando fue detenido cuando se dirigía a las carreras de motos de Jerez. Por aquel entonces acumulaba ya 24 detenciones desde la mayoría de edad. Las autoridades lo consideraban miembro de una pandilla de nueve miembros. Una pandilla muy activa. El juez al que lo presentaron lo dejó libre. Y hasta hoy. Está en paradero desconocido. Y en busca y captura.
Trayectoria
La trayectoria de estos delincuentes, nacidos año arriba o año abajo en 1988 o vinculados a los grupos formados por ellos, ha ido dejando rastro en las estadísticas desde hace una década. En 2002 alcanzaron la edad penal, de 14 años. Sucedió entonces algo que nunca había ocurrido y que no ha vuelto a suceder desde entonces: había más delitos cometidos por chavales de 14 y de 15 años que por los de 16 y 17. Ocurrió durante dos daños. Cuando llegaron a los 16, los índices de delincuencia juvenil en Jaén se dispararon. «El 80% de los que han pasado por Comisaría en los últimos meses son menores», llegó a asegurar en un discurso institucional en 2004 el entonces Comisario Justo Aguilera. Y añadió que «volvemos a ver por la calle a los que hemos detenido horas antes».
Desde 2006 fueron llegando a la mayoría de edad. Hasta 2008. Aquel fue un año de récord para la delincuencia. El recién cesado Jefe Superior de Policía en Andalucía Oriental, Pedro Mélida, llegó a hablar de un aumento de hasta el 30%. Por el contrario, los delitos de menores cayeron. En círculos policiales se admitía la existencia de una «nueva hornada» de delincuentes, a los que conocían desde pequeños.
Una hornada que siguió campando a sus anchas de arresto en arresto hasta que fueron a juicio, acumularon condenas, agotaron recursos y llegaron a fase de ejecución de penas. Y tuvieron que entrar en la cárcel. La Justicia tardó. Pero está acabando por ajustarle las cuentas a la “Quinta del 88”.
(publicado en IDEAL el 2 de mayo de 2012)