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José María Casado se va al Supremo

El fiscal José María Casado ha sido elegido para el Tribunal Supremo. Cuentan que con una apretada votación en la que tenía opciones el que ahora es teniente Fiscal en Pamplona. El apoyo del Fiscal General del Estado, Eduardo Torres Dulce, ha sido decisivo. Y eso que Casado se adscribe a corrientes denominadas progresistas en la Fiscalía, mientras que Torres Dulce tira más bien a conservador. En 2009 le escribí un perfil a Casado, que aún merece una lectura, creo yo, para entender quién es el nuevo fiscal del Tribunal Supremo.

 

El fiscal entre los focos


JOSÉ MARÍA CASADO FISCAL JEFE DE LA AUDIENCIA PROVINCIAL DE JAÉN

 

En un lustro como responsable del Ministerio Público en la provincia, ha sido pieza clave para que la Justicia sea hoy más transparente de cara al ciudadano gracias a su capacidad para las relaciones públicas, aunque mantiene el gusto por entrar a sala para juicios tras más de 25 años de ejercicio profesional

ILUSTRACIÓN: CARLOS HERNÁNDEZ


Al fiscal José María Casado (Madrid, 1952) aún “le pone” sentir sobre los hombros el peso liviano de la toga, ajustarse los puños bordados e ir a ocupar el sillón reservado al Ministerio Público en un tribunal de Justicia. Son gestos ya instintivos de una ceremonia que lleva ejecutando desde hace más de 25 años. Tal vez sean esos los únicos momentos donde, en público, le emigra del semblante la sonrisa amable. Bajo los focos, aparece el fiscal de raza, duro en el interrogatorio -«y dale, ese tío me quema la sangre», mascullaba entre dientes el familiar de un acusado la última vez que Casado entró a sala, en el “caso Baeza”-, ágil para modificar el guión sobre la marcha, mordaz en sus comentarios. Desde hace casi cinco años es el Fiscal Jefe de la Audiencia Provincial de Jaén, un cargo que le ha permitido desarrollar otras de sus facultades innatas: la vocación por acercar al ciudadano la labor a veces poco comprensible que hacen los tribunales (como cuando el mes pasado salió a dar la cara y explicar la sentencia de la madre de Pozo Alcón) y la de moverse con soltura en las siempre complejas bambalinas de la carrera profesional. Le gusta manejarse entre políticos y periodistas. El mundo hasta ahora hermético de la Justicia está haciéndose más transparente gracias al convencimiento de profesionales como Casado de que esa es la línea a seguir.
Con la toga, Casado ha estado en el punto de mira de todos los focos en varias ocasiones en su carrera. Aún se recuerda su paso por Linares (junto a la jueza Ferrer, después conocida a nivel nacional por llevar el “caso Roldán”) en el que logró encarcelar al secretario general de los juzgados linarenses por un desfalco millonario (aquello le valió una medalla). O su participación para que se hiciese Justicia después de los sucesos racistas de Mancha Real. Aún sigue llevando personalmente casos especialmente relevantes, el contencioso-administrativo, temas de lo social y entra a turno en la Audiencia cuando le toca. Además de llevar la portavocía.
Durante 21 años, José María Casado estuvo a la sombra del fiscal jefe Luis González. Hasta que éste se jubiló y llegó su momento. Lo asumió con sencillez y su sonrisa de siempre. «Uno debe ser modesto, hay personas que están igual de preparadas que yo», dijo cuando le preguntaron si había tenido dudas sobre que el cargo recaería en él.
Hombre de consenso
José María Casado fue elegido fiscal jefe de Jaén en octubre de 2004, a propuesta del Fiscal General del Estado y con el apoyo de todos los miembros de las asociaciones que componen el Consejo Fiscal. Su mandato acaba este año, aunque podría prorrogarlo por otros cinco años. Pocos dudan de que así será si vuelve a ser candidato.
Adscrito a la Unión de Fiscales Progresistas (la misma del actual fiscal general), ha conseguido plaza en el máximo órgano de representación de los fiscales (el Consejo) desde una provincia como Jaén. En la última reunión del consejo, de nuevo estuvo bajo los focos. Con la que está cayendo en el mundo de la Justicia, el fiscal general se refirió expresamente a Jaén por el caso Pozo Alcón.
Las relaciones del Ministerio Público con las administraciones locales y provinciales son actualmente inmejorables. Casado se mueve bien en el terreno de las relaciones públicas, y conoce Jaén.
Se define a sí mismo como un hombre tranquilo y dialogante, aunque «con un pronto bastante fuerte». Pese a la pertinaz escasez de personal y los problemas del sistema informático con los que lidia a diario, capaces de sacar de sus casillas incluso a alguien tan templado como Casado.
Llegó a Jaén con treinta años. Al año siguiente ya era teniente fiscal. «Me encuentro muy a gusto en Jaén. He ido dejando pasar el tiempo», decía hace ya años. No ha perdido el acento que distingue “a los de Despeñaperros para arriba”, pero está integrado complemente en la vida de la ciudad. El que era un destino de paso es ya el destino que ha marcado su vida. Ya le duelen las cosas de Jaén. «Jaén podría estar muchísimo mejor si los políticos no estuvieran todo el día a la greña», decía hace ya un lustro.
Los políticos de Jaén poco han cambiado desde entonces. Aunque la Fiscalía de hace cinco años no es la de ahora. Ha cambiado radicalmente. Secciones especializadas (Medio Ambiente, Siniestralidad Laboral, Tráfico), más espacio (a costa de la antigua vivienda del fiscal jefe en la Audiencia, ahora habilitada como oficinas), fiscales adscritos a distintos partidos judiciales. Pero sobre todo una Fiscalía mucho más transparente. Mucho más preocupada porque los ciudadanos entiendan las decisiones judiciales. Aún a costa de estar permanentemente bajo los focos.

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A bocajarro. A la distancia justa donde salpican las tripas de la noticia cuando estalla.

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