El desahucio de Juana Vacas, viuda de 74 años que puede a perder su casa por las deudas del hombre que mató a su hija de la forma más cruel que se pueda imaginar, comenzó a decidirse ayer en la sala de vistas del Primera Instancia 1 de Jaén. Un magistrado y dos letrados debatieron durante media hora las cuestiones previas a un juicio clave para resolver esta historia. Apenas si llamaron a Juana por su nombre un par de veces. Siempre se refirieron a ella como ‘la parte’, ‘la actora’, o ‘la parte actora’. No es una anécdota. Ese es el fondo de esta historia: somos partes, actores o partes actoras. No personas con rostro, nombre y apellidos.
Juana Vacas Pancorbo tiene 74 años. Vive en Torredelcampo. Es viuda. Tuvo cuatro hijos. A los se los mató la vida. A su hija Puri la mató un hombre. Su ex marido, Fermín. Seguían viéndose pese a que estaban divorciados. La noche del 21 de marzo de 2011 él (según intentará demostrar el Fiscal a un jurado popular en un próximo juicio) la emprendió a puñetazos y bocados contra ella, le partió una banqueta en la cabeza, le dio puñaladas en el cuello, le golpeó la cabeza con un martillo y después cogió una alargadera, le hizo un nudo corredizo al cable y la asfixió. Se tomó una copa, hizo la maleta para no irla cárcel con lo puesto y fue a entregarse. “La he matado”, dijo a los agentes. Desde entonces dice no acordarse de nada. (En la foto, operarios de la funeraria sacan el cuerpo de Puri del escenario del crimen)
Juana Vacas Pancorbo firmó pocos meses después la aceptación de la herencia de su hija. Ahí comenzó un embrollo judicial que puede desembocar en desahucio: heredó la parte que Puri había heredado de la casa de sus padres al morir su padre. Y deudas. Muchas deudas que cabe computar al hombre que mató a Puri.
Purificación Armenteros Vacas, hija de Juana, fue evaluada por un tribunal médico en 2003, y se le concedió un grado de discapacidad psíquica de más del 44%. Es decir, tenía una inteligencia límite y difícilmente podía entender todas las repercusiones de actos complejos como firmar una hipoteca. Era fácilmente manipulable. Aún así, se casó y se hipotecó en 2006. El matrimonio pagó las letras un año. Dejó cinco años a deber. En ese tiempo Fermín fue condenado varias veces por malos tratos. Ella también fue condenada por agredirle a él sin que ningún tribunal atendiese a su condición de discapacitada, en un fallo del sistema. Puri se divorció en 2010. La sentencia de divorcio establece que el piso y la hipoteca eran cosa de su ex marido.
En septiembre de 2011, apenas seis meses después de enterrar a su hija Puri, Juana Vacas recibió la notificación de que el banco (Banesto) había emprendido contra ella un procedimiento de ejecución hipotecaria por los impagos de las letras del piso de su hija y del hombre que la había matado. Una cuestión técnica: aunque divorciados, no habían disuelto la sociedad de gananciales y seguían compartiendo bienes y deudas. Ni Juana ni su familia quieren nada de ese piso, escenario del crimen además. Nada que huela a ese hombre. El banco no acepta la dación en pago. Hay otros acreedores que también reclaman parte del piso (entre ellos un vendedor de enciclopedias). El banco quiere su dinero. Cinco año de cuotas impagadas más intereses. Juana no tiene un euro. Cobra una pensión de 600 euros que le alcanza lo justo para vivir.
Para frenar el procedimiento de ejecución hipotecaria, Juana intenta anular la aceptación de la herencia de su hija. Así que ha demandado a los notarios ante los que firmó la escritura: alega que no fue bien informada o que no alcanzó a comprender lo que estaba firmando. Además de un bajo nivel cultural, apenas oye. Es el pleito cuya vista previa tuvo lugar en Primera Instancia 1 ayer. Un letrado del turno de oficio representando a una viuda en un lado y uno de los abogados más prestigiosos de Jaén que defiende a dos notarios en el otro. El juicio se ha fijado para dentro de unos meses.
Según resuelva el magistrado, seguirá su curso o no el procedimiento de ejecución hipotecaria del banco contra Juana Vacas: si el juez dice que la aceptación de la herencia es legítima, el banco exigirá a Juana que pague las deudas del hombre que mató a su hija, Juana no podrá pagarlas y el banco irá contra el único bien que tiene Juana: la casa que compró junto a su marido, donde ha criado a sus hijos y donde esperaba pasar tranquila sus últimos años. Toda una vida en juego. La vida de Juana, no de la ‘parte’, la ‘actora’ o la parte actora, sin atender a todas las circunstancias personales que hay detrás de este proceso. Ni a la evidencia, ya admitida hasta por los legisladores, de que la ley de desahucios es injusta.
Técnicamente, aquí lo que hay son varios pleitos independientes con distintas partes actoras: una ejecución hipotecaria, una anulación de herencia, otros pleitos por deudas de Fermín que ahora se reclaman a Juana. No se atiende a lo complejo del caso. A que no se trata de distintas partes actoras en distintos procedimientos civiles en abstracto.. A que ésto lleva de forma irreversible a un desahucio injusto. A que es la vida de Juana Vacas Pancorbo. No se atiende a nada de eso. En los juzgados, como si este caso no fuese exponente un enorme drama social (dos desahucios al día en Jaén, suicidios por toda España) siguen tan absortos en sus normas y su parla: “La parte contratante de la primera parte …”