Estrella llamó a IDEAL una tarde de 2004. Acababan de estrenar ‘Mar Adentro’, la película de Amenábar. Una historia que la angustiaba. Ella cuidaba desde hacía cuatro años a Juan Pedro, su hijo, tetrapléjico por un accidente de tráfico. Y había apostado por remar, remar sin descanso, contra viento y marea, hasta el último aliento. Para asegurarse de que Juan Pedro estuviese bien atendido contaban con una indemnización de 300.000 euros por el accidente.
No volví a saber de Estrella en cinco años. Me llamó otra vez en febrero de 2009. Estaban pasando apuros económicos. El dinero lo tenían atrapado en una maraña de líos bancarios. Ella tenía una paga de 328 euros por la ley de Dependencia. La Seguridad Social le escatimaba hasta los pañales para su hijo. A los pocos meses, apareció otra vez por el periódico. Su dinero se había esfumado. Querían pagar un tratamiento con células madre y se encontraron con que la cuenta estaba vacía. El banco lo habían invertido en fondos tóxicos, afectados por la mayor estafa financiera de la historia, la de Bernard Madoff. Así que ya no había nada. Papeles y títulos casi sin valor. Y ellos no tenían dinero ni para la compra diaria.
Ayer Estrella entró a la central en Jaén del Banco del Santander. Se sentó frente al mostrador. Pidió hablar con algún responsable. Con alguien que le pudiese dar soluciones. Los del banco llamaron a la policía. Cuando Estrella sacó las tijeras la sucursal estaba ya llena de agentes. “Tenéis ya las manos manchadas con la sangre de mi hijo, ahora la tendréis también con la mía”, dijo. Y se clavó las tijeras.
En la foto de Francis J. Cano, Estrella Cerezuela con su hijo Juan Pedro en 2004
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