La ovación de la feria se la llevaron el otro día los bomberos, que tuvieron que rescatar a una moza de los servicios de una caseta donde estuvo encerrada media hora. Hubo que reventar la puerta. La gente aplaudía como si hubieran lidiado un vitorino, pues los bomberos siempre generan entusiasmo el ferial. Más de uno esperaba que después del rescate se despelotasen, como es costumbre entre los bomberos cuando van a San Lucas. La cosa estaba que ardía.
Me cuentan que no se trata de un caso aislado (lo de quedarse encerrado digo, aunque lo de despelotarse también va siendo generalizado). El lunes hubo al menos dos jóvenes atrapados en un aseo. Además de daños en la puerta, aquí hubo que arrancar medio tabique. Ya ocurrió el año pasado, aseguran feriantes con pedrigrí, de los que no perdonan un día. La cosa de los nuevos servicios de obra. Pequeños inconvenientes de la llegada de la civilización a la feria, tras acabar con las escaleras. Nunca agradeceré bastante a Montané que emplease dinero del Plan E en aplanar el ferial.
No es vandalismo. Es el estado en que quedaron los servicios el lunes tras el rescate de un atrapado. La foto es cortesía de un twittero.