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Que viene el aforador

Aforador

Los peores presagios se confirman. Que se agarren los conductores a los pelos del pecho, porque llega el aforador. Esta mañana lo estaban montando en Virgen de la Cabeza, en Muñoz Grandes (el de la foto), y Paseo de la Estación arriba y abajo. Debe ser para el cruce del tranvía sobre el parking Avenida. Apañaos estamos. Lo más curioso es que nos están aforando, y no sabemos quién. Fuentes municipales de toda solvencia dicen que no es el Ayuntamiento. Y desde la delegación del Gobierno de la Junta de Andalucía, elevada consulta a Rafael Valdivielso, dicen que suyos tampoco son. A ver quién nos afora con tanto misterio. Que se ande con ojo. Aforar engancha. Debe dar gustillo.

García Anguita, cuando era responsable del tráfico en Jaén, sí le cogió el gustillo bien cogido. Escuchaba cuatro bocinazos en la calle, o le mentaban el árbol genealógico en el bar por el desbarajuste del circuito, y era una centella sacando el aforador. “Señor Martínez Carrillo, afore usted”, le decía al jefe de la Policía Local. Y Martínez Carrillo -militar de vocación con 26 años debajo de la gorra de plato de los municipales y muchas reordenaciones de tráfico y dislates de concejales a sus espaldas- se ponía a aforar como loco.

Martínez Carillo es más de aguantar, culo prieto y pegado a la pared, a que pasen los bocinazos, y la que gente se acostumbre a lo que hay. Los políticos, sin embargo, se vuelven majaretas con las pitorradas, cuentan votos, no le cogen el móvil al alcalde y al final toman una decisión drástica: “Señor Martínez Carillo, afore usted”. Y conforme el aforador va dando números, ellos cambian la circulacion de las calles. A García Anguita, de últimas, se le fue la cabeza y cambiaba las calles por la mañana, las volvía a poner como antes por la tarde, y por la noche ya estaba todo del revés otra vez. Llegó a conclusiones luminosas, como que Jaén está llena de torrecampeños y torrejimenúos, y que sólo se los distingue porque los primeros sesean. Lo primero lo decía el aforador. Lo segundo, la experiencia empírica de siglos de vecindad con tan ilustres poblaciones. Pero pese a tales profundidades deductivas, nunca llegó a arreglar el tráfico.

Matilde Cruz ya tuvo su momento aforador antes del día de los Inocentes, cuando puso el tráfico patas arriba. Desde aquel día ya ha cambiado algún semárofo (el de Puerta Barrera), y desde esta mañana se permite el giro a izquierdas en calle Baeza, Paseo de la Estación arriba (en la foto de abajo). Y mientras, alguien que no se sabe aún quién es, nos está aforando. Apañaos vamos.

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A bocajarro. A la distancia justa donde salpican las tripas de la noticia cuando estalla.

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