La comidilla de hoy es el homenaje de ayer a Curro Martínez Sabina . Hoy el homenajeado se recupera de las emociones en casa. Mañana irá a Comisaría a entregar su placa. Se dice pronto, después de 41 años de servicio. Ayer se vio bien claro quien es Curro Sabina: rodeado de amigos éso que decían que tenía pocos pero muy buenos), con su familia arropándole (su hermano Joaquín en plan estelar, sólo eclipsado por las dos nietas), con sus compañeros de ayer, hoy y siempre…Un gran homenaje a un gran tipo, singularísimo.
Me quedo con un par de momentos: el poético de los sonetos que leyeron su hermano Joaquín (improvisado sobre un papel con membrete del Condestable) y de su yerno (mémorable el Érase un hombre a La Razón pegado…, que podrían haber acompañado con Érase un hombre al Gato al Agua pegado…). Ahí dejo el manuscrito del soneto de Joaquín, para los mitómanos
El otro momento estelar tiene carácter taurino: le faltó a Curro ponerse el castoreño para meter el puyazo en todo lo alto que le arreó al SPP, el que ha sido su sindicato policial durante años. Echó en falta Sabina la presencia de sus compañeros de trabajo y sindicato durante muchos años. Y lo soltó tan fresco. (Lo cierto es que sí había en la comida un representante regional del SPP). Tal y como están las cosas en Comisaría, aquello provocó más de una sonrisa malévola.
Ahora, que para ausencias sonadas en un homenaje la de miembros de la magistratura jienense en el doctorado Honoris Causa a Garzón. Sólo se dejó ver María Esperanza Pérez Espino, amiga personal del magistrado desde hace muchos años. Tampoco hubo una representación al máximo nivel del Colegio de Abogados (así están las cosas en la Justicia).
En el homenaje de Sabina, tuvo mucho protagonismo su hermano Joaquín. Lo de entregar el premio Ondas, después de que se lo hayan dado a Jorge Javier Vázquez, fue la sorpresa. Casi con toda seguridad Curro es el primer policía con un Ondas en casa. Ni a Manolo Jiménez en sus mejores tiempos le dieron uno.
Acertado estuvo también el comisario Salgado al hacer suya una frase con la que Curro nos toreó durante años a los periodistas (parar, templar, mandar, como mandan los cánones) cuando le apretábamos pidiendo datos. “Que yo soy de Puente Genil y vendo carne de membrillo”.