Un informe de la Unidad de la Policía Nacional adscita a la Junta de Andalucía (la Policía Autonómica de toda la vida) confirma que en la cruz del Castillo de Jaén, uno de los monumentos más visitados de la ciudad, hay cenizas que proceden de incineraciones humanas. «Residuos procedentes de la incineración de cadáveres», dice el informe, elaborado a instancias de la sección de la Fiscalía de la Audiencia Provincial, que investigó los daños y en vandalismo que sufre en castillo y su entorno.
Hace ya muchos años, cuando en la ciudad de Jaén sólo funcionaba una incineradora, la gerente, María José Delgado, me explicó que muchas personas se llevaban los restos de sus seres queridos hasta la cruz para desde allí esparcirlos al viento sobre Jaén. Y lo hacían porque así lo habían querido en vida los fallecidos. Muy poético. Lo prosáico es que el viento es caprichoso. Y a veces las cenizas no caen sobre Jaén, sino sobre la cruz.
Hace años, en la aldea del Rocío, que prohibir a los devotos que arrojasen las cenizas de sus seres queridos a las marismas. No sé si los turistas que van hasta la cruz saben que se pasean entre restos humanos. Y no sé si pasearían tran tranquilos si lo supiesen.
(La foto de arriba es de Francis J. Cano, y la de abajo de José Pedrosa, ambas del archivo de IDEAL)
Por cierto, que la Fiscalía investigó los daños y el vandalismo en el Castillo, monumento declarado Bien de Interés Cultural y como tal protegido por las leyes, a raíz de la denuncia de un jienense que se abochornó de la basura y el deterioro cuando enseñaba la zona a unos amigos que estaban conociendo la ciudad. Chapó por esta persona.