José Enrique Fernández de Moya, que es todo un clásico, siempre dice que las elecciones son la fiesta de la democracia. La frase más tópica de los tópicos, por encima incluso de aquella de que ‘la normalidad ha sido la nota predominante’. Alguno esto de la fiesta de la democracia se lo ha tomado al pie de la letra, y se le ha ido la mano. El presidente de una mesa electoral de Bailén (Casa de la Juventud) no se presentó esta mañana a su puesto. En su lugar acudió su madre, compungida. La mujer fue a dar la cara: su hijo se había embriagado hasta la patas, y lo habían parado en un control de la Guardia Civil de madrugada. Dio positivo y acabó detenido, por lo que a primera hora de mañana no pudo presentarse en su mesa.

También en Bailén, cuenta Marta Fernández en twitter (@Marta_FMuela, pedazo de cobertura el que ha hecho esta compañera hoy) que en una mesa una persona votó por otra (un marido metió el sobre de su mujer) , y le pusieron a la urna un cartelito de ‘No tocar’ para ver qué hacían. Todos serenos, aunque embriagados de democracia.