La resaca de las elecciones andaluzas, la huelga general y las primeras procesiones de la Semana Santa nos sirven para reivindicar el periodismo. Los periodistas hemos logrado trabajar más todavía por el mismo dinero, y que encima nos guste. Información en directo, 24 horas, sin parar, periodisteando a todo lo que se menee. Cómo somos. ¿Gozas, negro? Tope, Bwana. Los guruses de este negocio llevan años guruseando acerca del Twitter y las redes. Sin menear el culo de la silla, eso sí, que así invento yo también maravillas, y digo una cosa y al día siguiente la contraria y seguro que acierto. Pero lo cierto es que ahora la cosa ha llegado a las trincheras, donde el sudor se siente y la sangre se ve correr, que cantaba el viejo Evaristo.
Diría Kapucinsky que desde tiempos de Herodoto ésto apenas si ha cambiado: acercarse lo máximo posible a donde ocurren las cosas, mirar, oír, olisquear, preguntarle a los protagonistas, emocionarse con ellos, sufrir, llorar, reír… Y contarlo. No creo que Twitter haya cambiado tanto el periodismo. Te encuentras por ahí la misma fauna que en la calle. Tahúres, buscavidas, inocentes, busconas, tontos buenos y tontos malos, buena gente, listillos, pillos, egos con patas…. Cada uno con su historia, con sus intereses, con su película. Mil historias. Igual que siempre. Sólo que ahora cambia la forma de contar. Ya no ofrecemos sólo el resultado final, la noticia como un texto cerrado, ahí llevas las lentejas. Ahora nos vamos dejando la piel a tiras, y contamos el proceso de construcción de la noticia: por dónde andamos, lo que vemos, con quién hablamos, qué nos van contando, lo que vemos, lo que olemos, los datos que confirmamos, los que descartamos, las trolas que nos meten … Un relato vivo. Y en tiempo real.
¿Se puede pedir más? Claro que sí. Que el relato no sea obra exclusiva de un tío mal pagado, casi siempre con pasado oscuro, al que conocen o han conocido por su nombre y gustos espirituosos en más bares de los que resulta recomendable, y que por único aval exhibe un título universitario que no vale ni para estar escondido. Se puede pedir mucho más. Se puede pedir que el relato lo construya con la ayuda de muchos. Uno dice lo que está viendo, otro aporta una foto, otro pregunta qué opina tal protagonista, otro recuerda un dato de hace diez años que se le quedó clavado en el alma como un puñal, uno más cuenta un chiste y otro se caga en los muertos del de más allá. Sólo hay que aplicar el abc del periodismo: escuchar, contrastar, preguntar. Con semejante material, hasta un periodista de provincias es capaz de armar una historia con algo de interés en su teleline si ha sabido seleccionar bien sus fuentes y tiene un poco de arte para escribir tuits que medio se entiendan.
En estas que llega el 25 de marzo, festividad de San Dimas, el buen ladrón, y elecciones en Andalucía en este año de 2012. Y cuatro días después, la huelga general. Y luego, las procesiones de la Semana Santa. Y he aquí que se tiran a la calle cuatro chalados del IDEAL en Jaén, como han hecho toda la vida en tales fastos, pero ahora armados con teléfonos móviles y la misma gana de tocar las narices de siempre. Hablo de José M. Liébana (@JoseLiebana) Jorge Pastor (@JorgePastorS), Lorena Cádiz (@lorenacadiz), Mónica Lopera (@mlopera82), Francis J. Cano (@francisjcano), Manuel Béjar (@manuel_bejar), Carmen Cabrera (@mccabreragallar), Antonio Ordóñez (Lucky), Miguel Ángel Contreras … Desde la provincia Alberto Román (@tiopetos), Irene Téllez, Laura Fernández (@LauraFS4 ), José Carlos González (@Joslorente), Santiago Campos, García Márquez (sí, somos más chulos que un ocho y tenemos a nuestro García Márquez particular, qué pasa), los joseluises (González y López), Ramón … En la redacción, a los mandos, Adán & Morente (@rmorente1). Buena compañía para partirse la cara todos los días contra el mundo. Periodistas con dos arrobas.
Dejo aquí el vídeo que grabó @manuel_bejar para ilustrar lo que pasa de vez en cuando, cuando estás en la calle con los ojos bien abiertos y ganas de contar cosas. A través de las redes nos enteramos además que el anarquista calvo del megáfono es Raúl, muy conocido, y que la señora de Jaén que se enfrenta con él era profesora del Masculino, creo que dijeron de Matemáticas, y que era un hueso.
PD: Ya, ya lo sé. Barro para casa de forma descarada y hay muchos periodistas en Jaén que sientan cátedra con su trabajo en las redes sociales. Pero hoy me pedía el cuerpo este pequeño homenaje a los que están conmigo en la trinchera, con los que paso muchas horas al día y de los que aprendo un día sí y otro también.