La que hay montada entre el juez Jesús Rivera y la jueza Lourdes Molina en Almería. Y todo por un quítame allá esa presidencia de la Audiencia, que ganó en el CGPJ la jienense, de Beas de Segura ni más ni menos. El juez Rivera va a dar batalla hasta el final. Lo que no sé es por qué se pone así el hombre, que parece que ha descubierto la pólvora: a estas alturas indignarse porque en los nombramientos de los jueces juega un papel importante la política de los jueces es, cuanto menos, ingenuo.
Lo malo para Lourdes Molina es que el juez Rivera no es un tipo que se tome las cosas a la ligera. Que se lo digan si no a los del hotel Algarrobico y a los del centro comercial Gran Plaza. El hombre quiere ser presidente de la Audiencia de Almería. Y quiere serlo, además, sin ser miembro de ninguna asociación judicial. Qué osado el tío. Antes cae un rayo en el Algarrobico y deja el hotel reducido a polvo, o alguien plantea una candidatura alternativa a la de Paco Reyes para la secretaría general del PSOE en Jaén.
Lourdes Molina no es que tenga méritos para ser presidenta de la Audiencia. Tiene meritazos. Pero también es cierto que en lo de política de los jueces se lo tenía bien trabajado, sobre todo desde que hace algunos años se presentó a la presidencia del TSJA contra Méndez de Lugo como alternativa de Jueces para la Democracia. Eso sí que fue osadía. Luego quiso ser presidenta en Jaén, pero le ganó el puesto Elena Arias Salgado, quien además de muchos méritos tenía las bendiciones de la mayoritaria APM y del mismísimo vocal del CGPJ Pío Aguirre, quien había proclamado en público que era su candidata (hasta el también aspirante José Cáliz, en su famoso y polémico discurso del gran chutador en la despedida de Pío, pidió imparcialidad).
(Arriba, foto de JJ Mullor del juez Rivera tomada en 2006 y foto de González Molero de Lourdes Molina en la toma de posesión en el TSJA)