Menuda polémica que se ha generado tras la intentona del ayuntamiento de enmendar el pifiazo que cometió el Patronato de Cultura y Festejos cuando, allá por diciembre, decidió que no era necesario que San Lucas fuera festivo local por aquello de que caía en sábado y que supuestamente esa jornada la gente no curra. Sí, como lo oyen, eso es lo que pasó, palabrita del niño Jesús. Para los del Patronato todos los jienenses damos el callo de lunes a viernes y el sábado nos dedicamos a arrascarnos los pies. O sea que los empleados del comercio, la hostelería, los servicios, la industria, los periodistas, el portero de mi comunidad, los barrenderos… todo éstos no existen. Esto se llama ‘ombliguismo funcionarial’.
Pero más allá del ‘descuido’ (que tiene perejiles la cosa), el sainete se siguió escribiendo ayer con un bando en el que la alcaldesa “ruega encarecidamente” a los empresarios que chapen en San Lucas porque toca divertirse. ¿Quién dice que la política no es imaginación? O sea, que como la ley impide que los municipios cuenten con más de tres días marcados en rojo en el calendario, pues a tirar por la calle de en medio, “rogar encarecidamente” que las tiendas no abran, poner el altavoz para que la ola se convierta en tsunami y punto pelota. ¡Ah! y todo ello con el teórico visto bueno de las dos partes interesadas: los trabajadores, representados por los sindicatos, y los empresarios, a través de las organizaciones patronales.
Pues no. Ni los sindicatos ni los empresarios han dado sus bendiciones. Los primeros están de acuerdo con el fondo pero no con la forma: a nadie amarga un dulce, pero no es nuestra responsabilidad. Y los segundos, que son los únicos damnificados en toda esta historia, no están conformes ni con la forma ni con el fondo: sí señora, no se preocupe que yo cierro pero usted se encarga de pagar nóminas y seguros sociales a la plantilla el día de marras.
Mañana más…