El mercado del aceite de oliva anda revuelto. La cotización media del ‘oro verde’ en origen está a punto de caer por debajo de la barrera psicológica de los 2,20 euros, un precio inasumible para una tercera parte de las explotaciones oleícolas de la provincia, según estiman las organizaciones agrarias. El problema es que las perspectivas a medio plazo no apuntan precisamente a una recuperación. Los aforos de la próxima campaña indican que habrá oferta suficiente para atender la demanda exterior e interior, una combinación de factores que hace muy difícil que el aceite se aprecie.
Los envasadores son pocos y fuertes y los productores, muchos y débiles. La balanza está descompensada. A favor de los primeros, claro. Y en esta historia Jaén tiene mucho que perder. Urge la puesta en marcha de procesos de concentración que otorguen ‘voz y voto’ a los fabricantes. Mientras que esto no suceda, la capacidad de decisión la tienen otros. Sí, ya sé que todo esta ya está escrito, pero las circunstancias imponen pasar ya de la teoría a la práctica (Aproliva ya ha dado algún paso en este sentido). Es una cuestión de subsistencia.