La gravedad de la crisis ha dejado cortas todas las previsiones de descenso de la actividad productiva en la provincia. El lenguaje que utilizan los propios analistas es un buen indicador de ello. Ahora, por ejemplo, no se registran ‘bajadas’ sino ‘caídas’. Es el caso de Bailén, una ciudad que históricamente ha mantenido unas tasas de paro inferiores a la media de Jaén y de Andalucía, y que ahora, por la ‘caída’ del sector ladrillero, ha regresado a unos índices de paro propios de las “etapas del predesarrollo”, como afirman los integrantes de la Mesa por el Empleo de Bailén en un documento que no ahorra calificativos para definir la situación económica por la que atraviesa el municipio.

Estamos hablando de una localidad que está en el mismísimo epicentro del terremoto. Sus ciudadanos y sus empresas están sufriendo las consecuencias de ese compendio de ‘minicrisis’ que nos han conducido a la recesión, pero también están padeciendo los efectos colaterales de la ‘caída’ del mercado inmobiliario y la ‘caída’ de la renta inherente a la depreciación del aceite de oliva, otras dos ‘minicrisis’ que sí llevan el sello ‘made in Jaén’. Las cosas están mal para todo el mundo, pero aquí la coyuntura es todavía más preocupante. De poco sirve el discurso de las culpabilidades (a nadie escapa la escasa reinversión del dinero obtenido en la época de las vacas gordas). La tarea es dura: hace falta sentar las bases del desarrollo teniendo claro que el maná de la arcilla se acabó.

Tengo amigos de Bailén que lamentan el escaso interés demostrado por las administraciones públicas en proyectos clave como puede ser el centro de transporte de mercancías. ¿Cuánto tiempo se lleva hablando de esta infraestructura? Bailén, y en general todo el eje de la N-IV, precisan de un compromiso que vaya más allá de programas de incentivos que no tienen en cuenta las necesidades especiales de los territorios más necesitados. Por mucho que le joda a nuestros políticos, la Andalucía de las dos velocidades sigue siendo una verdad como un piano de grande.