El debate de ideas en torno a cómo escapar de la crisis ha entrado en vía muerta, sin lugar a dudas una malísima noticia habida cuenta del crecimiento desmesurado de la tasa de paro (en Jaén ya estamos en 44.000 personas desempleados, ‘y lo que te rondaré morena’). El Gobierno ZP dispara medidas a discreción pero sin una hoja de ruta perfectamente definida; la oposición aboga por el ultraliberalismo, los empresarios insisten en que la solución es darles carta blanca a la hora del despido; y los sindicatos… ¿y los sindicatos? Al menos todo el mundo coincide en que se ha dilapidado una década de crecimiento glorioso sin hacer el más mínimo esfuerzo por cambiar el modelo, aunque las lamentaciones no nos van a sacar del agujero. Pero bueno, de todo esto ya hemos hablado.
A mí lo que realmente me preocupa es dónde están los que tendrían que dar la cara en estos momentos cruciales (y no me refiero precisamente a los políticos). El tejido productivo se desmantela de manera inexorable (en 2008 cerraron mil negocios en Jaén) y aquí nadie pega un puñetazo encima de la mesa para decir ‘hasta aquí hemos llegado’. Este paroxismo de los representantes empresariales de Jaén contrasta con lo que está sucediendo en otras provincias, donde ya ha habido asociaciones patronales que han planteado incluso movilizaciones para exigir, por ejemplo, una reactivación de los flujos del crédito.