Como gato panza arriba
Yo soy de esos millones de ciudadanos que cada vez que cruzan la puerta de una sucursal bancaria se agazapan como los gatos, afilan las uñas y se disponen a recibir el hostión. Y es que aquello de que ‘cobran hasta por respirar’ no es ningún dicho más o menos hiperbólico, sino una realidad como […]