Lo que ha costado. No sé cuántos meses llevan los concesionarios de Jaén (y los del resto de España) insistiendo machaconamente en que hacía falta ayudas directas que para frenar la caída de ventas, evitando el cierre de más delegaciones y el despido de trabajadores (600 en la provincia en el último año). El Gobierno de España nunca lo ha tenido claro. Ha sido preciso que la fuerza de los hechos demostrara que el sistema funcionaba en países como Alemania, Italia o Francia para que nuestro Ejecutivo claudicara. Sin la cerril oposición del ministro Solbes, que ya disfruta de su merecido retiro, la medida ha salido adelante con una alta dosis de improvisación (el asunto se cerró con la patronal dos día antes del debate sobre el Estado de la Nación).
Ahora los vendedores y los compradores tienen unas expectativas mucho más favorables. Los primeros porque estiman que las matriculaciones se incrementarán un 20 por ciento y porque dejarán en ‘stand by’ buena parte de las bajas laborales que tenían previstas, y los segundos porque se podrán beneficiar de un escenario de precios sin precedentes.
A pesar de ello, el sector de la automoción de Jaén tiene motivos sobrados para estar preocupado. La ampliación del ERE de Santana Motor tiene una trascendencia enorme sobre la factoría (por cierto a muchos comentaristas se les olvida que en Andalucía sí hay una fábrica de coches, en Linares) y sobre el parque de proveedores.
A ver cómo termina todo esto.
P. D. No tiene nada que ver con el tema. ¿Es consciente la concejala de Tráfico del peligro que entraña la reordenación circulatoria en el Paseo de España? A ver si no tenemos que lamentar una desgracia en los próximos días.