Señoras y señores ¡por fin tenemos un tren medio digno que nos lleve hasta Sevilla en un tiempo prudencial! Realmente no podría decir cuántos años llevábamos reclamando que sustituyeran aquellas cafeteras andantes por máquinas modernas que mejorasen las comunicaciones ferroviarias con Andalucía Occidental. Ahora está por ver cuándo adoptarán medidas similares con las conexiones con Madrid, una asignatura pendiente que me da a mí que va para largo.
Bueno, la cuestión es que las nuevas circulaciones son más rápidas (una especie de lanzaderas del AVE) y más cómodas, pero también muchísimo más caras. Sí, cuando termine este primer mes de promoción, los pasajes hacia Sevilla costarán nueve euros más, un subidón en toda regla. Y es que lejos de ser un servicio público de interés estratégico, como siempre ha defendido nuestro Gobierno, los ‘caballos de hierro’ son un auténtico negocio que se sostiene a base de exprimir la cartera de los viajeros. Aquí no hay lugar para los romanticismo; el usuario paga y calla.
Pero no nos equivoquemos. Resulta muy difícil hacer atractivo un medio de transporte con púas de este calibre. ¿Qué está pasando con el AVE Madrid-Barcelona? Que la demanda no es la esperada porque sale más económico coger el avión. Aquí esta alternativa no nos la podemos plantear porque no tenemos aeropuerto (me niego a aceptar como propio el García Lorca) ni aviones que nos lleven a Cádiz (porque no serían rentables), pero sí autobuses y coches particulares.
Lo dicho, una sobrada en toda regla.