(ARTÍCULO DE LA EDICIÓN DE PAPEL)
Como el anuncio de abajo es enorme -a dios gracias porque vivimos de esto- tan sólo tengo cuatro líneas para relatar ‘lo bonita’ que es la feria. Pues sí, mucho colorido, mucho ji-ji-ji, mucho ja-ja-ja… pero siguen clavando unas puyas del tamaño de una garrocha. ¡Cinco euros como cinco soles por un puñetero globito con forma de Bob Esponja! “¿Cómo?”, le pregunté al globero. “Si quieres un descuento, negócialo con mi jefe”, me respondió impávido mientras señalaba al susodicho.
Pues eso es lo que hay. O pagas o la chiquilla te la lía. Y claro, ante una tesitura así, toca aflojar los 5 euros, callar y tragarse todos los demonios. Desgraciadamente seguimos sin enterarnos de qué va la película. Vamos a ver, que este país está en la puta ruina por cosas como ésta. Que ya está bien de tanto abuso -no entro a valorar lo de las copas con cuatro hielos y un chorreón de vodka a 4,50 euros- y de tanto llenar las alforjas sateando al personal. Ya vale, por dios.