Ibraima
El rostro de Ibraima, senegalés de 27 años, era el de un hombre cansado. Tremendamente cansado. Sus ojos, agrietados y enrojecidos, reflejaban la fatiga de quien a duras penas había conseguido conciliar el sueño. Es difícil dormir dentro de un contenedor de escombros, refugiado en cuatro cajas de cartón. A las 8,30 horas de la […]