Queridos Reyes Magos, os escribo a toro pasado porque, de momento, he dejado de creer en vosotros. No, no estoy enfadado porque en vuestra esperada visita de anteayer no hayáis sido generosos. Tampoco niego vuestra capacidad de ilusionar a grandes y pequeños -sobre todo a estos últimos-. Qué va, los tiros no van por ahí. Realmente no tenéis ninguna culpa de este repentino ataque de incredulidad hacia vuestras personas. Ya os he dicho que, a pesar de todo, sigo admirando vuestro poder de seducción.
Varias razones. La primera no tiene nada que ver directamente con vosotros. Mirad, esta puta crisis de la que tengo que escribir prácticamente todos los días me ha convertido en un esceptico empedernido. No puedo evitarlo. Yo sé que esto no es bueno, que la esperanza y todas esas cosas deben estar presentes de una u otra forma en nuestra forma de ver el mundo. Pero he llegado a un punto en el que la cruda realidad me sobrepasa. Así que, aunque no quiera, me resbala profundamente vuestro buen rollito y el de todos los que os imitan. Y aquí es donde quería llegar.
El segundo de los motivos sí que os atañe algo más. Se trata de nuestros políticos, esas mentes pleclaras llamadas a sacarnos del cubo de la basura. Ellos, nuestros admirados representantes públicos, son los responsables de que ahora mismo no estéis precisamente entre mis personajes favoritos. Y os preguntaréis ¿por qué?, ¿qué tiene que ver la velocidad con el tocino? A ver. No sé si sois conscientes de que algunos de nuestros próceres os utilizan descaradamente en sus discursos. Bueno, para ser más exactos, han hecho suyo vuestro mensaje, vuestras intenciones y vuestra bonhomía mítica y proverbial para vendernos ingentes cantidades humo. ¿Lo último? Pues que de la noche a la mañana la actividad se ha recuperando en todos los sectores productivos de Jaén, tergiversando los datos del Inem, o afirmando que esta bendida provincia creará empleo allá por la primavera. Ojalá fuera así, pero vosotros, que sois magos, sabéis perfectamente que, desgraciadamente, todavía nos queda un largo trecho por recorrer.
No me extiendo mucho más. Admitidme una sugerencia a modo de reproche. No permitáis que os utilicen. Los Reyes Magos sois vosotros, no ellos. Un cordial saludo.