En estas últimas 48 horas, observando la televisión y escuchando la radio, he podido corroborar nuevamente lo que ya llevaba mucho tiempo comprobando: cuando las cosas se ponen feas, hostias al cabrón del periodista. Ahí están, por ejemplo, las imágenes de informadores apalaeados por las hordas de adeptos al presidente Mubarak, por citar un ejemplo de máxima actualidad internacional, o la persecución que está sufriendo el plumilla valenciano que destapó el escándalo de los funcionarios de justicia que, después de firmar a la entrada del trabajo, salían cagando leches a llevar los niños al cole, hacerse la manicura o hacer la compra del supermercado. Tanto en un caso como en el otro, mis compañeros se limitaban a hacer correctamente su oficio, contar la realidad y denunciar al que abusa.

Tal y como les he comentado, no se trata de hechos excepcionales. Están a la orden del día. Los que me conocen y siguen este blog saben que me repatean los corporativismos. También sé que puede resultar complicado defender la profesión viendo programas como ese vespertino en el que unos ‘especialistas del corazón’ se ponen ciegos a bollos mientras se gritan e insultan. Sí, soy consciente de que es una misión complicada. Pero creo que ha llegado el momento de reivindicar respeto hacia los que cuentan cosas interesantes, hacia los que trabajan de sol a sombra porque creen en lo que están haciendo y hacia los que muchas veces se juegan el bigote por estar en el sitio apropiado y en el momento oportuno.

P. D (I). En la última revista de la Federación de Asociaciones de la Prensa de España (FAPE) se nos acusa de “desidia” a los periodistas que ejercemos en Jaén porque no asistimos a las reuniones y los actos de la Asociación. Cojonudo. Sí señor. Pues no está jodido el asunto como para que pongáis el acento en la supuesta abulia de los asociados. “Desidia” la vuestra por ser incapaces de crear auténtica conciencia de colectivo y “desidia” la vuestra por no plantar cara ante los tropelías que sufren a diario muchos compañeros.

P. D. (II). Y como estoy de descanso, y éste es un blog profesional, aviso que no moderaré comentarios hasta el lunes. Para que después nadie me tilde de censor.