AL igual que el anuncio de los condones, esta historia, la de Expoliva, ha terminado con final feliz, con un polvo feliz. El porcentaje de efectividad de los preservativos es del 98. Y por qué no decirlo, la probabilidad de éxito de una feria del olivar en Jaén no es del 98, pero casi. No es lo mismo ‘vender’ molinos de viento, casas rurales o caballos que aceite de oliva en una provincia que produce, ella solita, uno de cada cuatro litros de ‘oro líquido’ que se consumen en el mundo-mundial. Que se dice pronto. Ahí fuera hay 110.000 familias, la mitad de los hogares jienenses, que llevan impreso los olivos en su ADN. Según los datos de la Comisión Europea, hay censadas 108.000 explotaciones con derecho a ayuda –unos 430 millones hablando en números redondos–. Así que el interés hacia un evento como Expoliva viene dado de antemano. Falta poner fecha y hora.

Pero nos equivocaríamos de pleno si valoráramos Expoliva en función del número de visitantes. Eso es importante, pero lo es todavía más que se mueva la pasta gansa, aunque los contratos lleguen con semanas o meses de retraso. Y eso ya no estaba tan claro. La historia se ha contado por activa y por pasiva. El sector vive una crisis durísima y la renta de los agricultores ha caído en picado, con toda la repercursión que ello tiene sobre el resto de la industria. Pues bien, a pesar de ello, Expoliva 2011 ha sido, en efecto, la mejor edición de la historia porque ha habido negocio. El 72 por ciento de los que han comprado en Expoliva se ha gastado más de 4.000 euros frente al escaso 26 por ciento que lo hizo en 2009. ‘That is the question’.

Detrás de este ‘pelotazo’ –valga la expresión– hay personas que se lo han currado e instituciones que se han retratado. Justo es reconocerlo. Me quedo con el gerente del Ifeja, José María Valdivia, un señor que tiene muy claro que la auténtica rentabilidad de este tipo de saraos es la económica –sin descartar la social–. Y Luis Carlos García, el ‘presi’ de casi todo, incluido el Ifeja, que se mueve en los despachos como pez en el agua. A dios lo que es de dios y al césar lo que es del césar.