Menudo chasco. Un amiguete me contó ayer un caso que, sinceramente, no sé si es para reír o llorar –quizá mejor para esto último–. Resulta que el otro día un señor, un turista para más señas, se personó en la oficina de información de Casa Almansa bastante preocupado. El susodicho afirmó que llevaba más de una hora esperando la llegada del tranvía y que nada, chiquillo, que por allí no pasaba ningún trenecico. El buen hombre preguntaba sobre los horarios.
No es ninguna anécdota, sino la ‘escenificación’ de una realidad absolutamente decepcionante. Y es que la imagen que está dando Jaén con este asunto no puede ser más penosa.
Parece que la resolución del asunto todavía va para largo. Por eso hago un ruego encarecido a quien competa. Por favor, pongan al menos unos cartelitos para advertir que el dichoso tranvía no funciona.
By María Capilla de la Calle