Ésta es, amigos y amigas, la tristísima realidad de una inversión de 110 millones de euros para construir un tranvía que todavía no ha funcionado (fuera del periodo de pruebas), que no se sabe si funcionará (se supone que sí) y que mantuvo la ciudad manga por hombre durante dos años. ¿Para qué sirve? Pues para que aparquen los coches, aunque sea unos minutos a la salida del colegio. Y que conste en acta que no escribo esto para denunciar la conducta de los que aparcan aquí (eso le corresponde a otros).