Según las estadísticas oficiales del Comisionado para el Mercado de Tabacos, en la provincia se queman diariamente una media de 2.527.859 cigarrillos. Sí, como lo oyen, se generan un promedio de 2.527.859 colillas. Pongámonos en la hipótesis de que tan sólo un 10 por ciento de ellas acaban tiradas en la vía pública -posiblemente el porcentaje sea mucho mayor-. Pues eso, los barrenderos tendrían que retirar la friolera de casi 253.000 boquillas cada día. Que se dice pronto. Ésta es una de las consecuencias más palmarias de la última reforma de la Ley Antitabaco, que entró en vigor hace más de un año y que supuso la total prohibición de fumar en todos los locales públicos, incluidos los establecimientos hosteleros. En el caso de Jaén, según estimaciones de la empresa concesionaria del servicio de limpieza, FCC, la retirada de chicotes de las calles se ha multiplicado por dos en los últimos doce meses, coincidiendo con el periodo de vigencia de la nueva legislación. Se trata de un cálculo aproximado, pero no hacen falta las matemáticas. Fíjense cuando den un paseo por la capital y lo comprobarán. Un auténtico asco.
P. D. Primer párrafo de la noticia ‘Un cenicero llamado Jaén’ publicada el pasado sábado en la edición de papel
Dejo un ‘edificante’ testimonio visual de las puertas del Instituto Virgen del Carmen.