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El circo y los enanos

Ya conocen aquel famoso adagio de la mala suerte. Sí, aquello de “montamos un circo y nos crecen los enanos”. Pues eso es exactamente lo que está pasando en Jaén. La tormenta perfecta de la mala fortuna. Por si no fuera poco problema el imparable deterioro de la economía -muy atentos a los datos de la Encuesta de Población Activa, que se publicarán mañana-, ahora nos adentramos de lleno en un ciclo de sequía. Una pésima noticia para una provincia tan dependiente de la agricultura, que aporta más del 10 por ciento del Producto Interior Bruto -se estima que en algunas comarcas representa más del 30 por ciento- y que es fuente de renta principal o secundaria para la mitad de las familias jienenses -unas 110.000-. La regla de tres es bien sencilla: si no hay aceite, no hay dinero. Se calcula que por mucho que suban los precios, la falta de producto para vender puede reducir hasta un 50 por ciento los ingresos que generan los olivareros. Lo dicho, el circo y los enanos.

Las estadísticas que maneja la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) advierten de que, en efecto, nos movemos en niveles de precipitaciones bajísimos. Fijémonos en la capital. Desde que se puso en marcha la estación meteorológica del Cerro de Los Lirios, en 1989, tan sólo ha habido tres años con menos lluvia. En el periodo comprendido entre enero y agosto se han recogido en este punto 173,1 litros por metro cuadrado. Tan sólo en 1995 (con 104 litros), 2005 (con 125,9 litros) y 1999 (con 154,3 litros) hubo registros más bajos. Son los números de Jaén que, desgraciadamente, se podrían extrapolar también a los otros 96 municipios.

Y lo peor de todo es que, a tenor de los pronósticos, no parece que la situación vaya a cambiar mucho a corto plazo -dada la urgencia conviene mirar ya lo más inmediato-. Se espera que hoy y mañana descarguen las nubes. Sin alardes, en cualquier caso. También las previsiones “a largo”, cuyo margen de error es enorme, no invitan al optimismo. Los expertos creen que el “líquido elemento” será un bien escaso en los próximos meses. Las cabañuelas, sin embargo, pintan un panorama algo más esperanzador para el último trimestre de 2012. El cabañuelista Alfonso Cuenca augura que habrá agua en las dos últimas semanas de octubre, en la tercera de noviembre y en las tres últimas de diciembre. La buena racha continuará en enero, a principios de febrero, en todo marzo y también en todo abril. Si estas predicciones se cumplieran, el escenario para el olivar cambiaría radicalmente con vistas a la campaña 2013-2014. De hecho, los productores ya dan por perdida la próxima recolección y piensan en la siguiente. Los mercados también.

Como consecuencia de ello, los pantanos de la cuenca se encuentran en estado de “prealerta”, tal y como confirman desde la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. La CHG no quiere transmitir un mensaje de «alarma», pues en líneas generales la situación es «buena». El último parte de la CHG dice que las presas de Jaén acaparan un total de 1.103,7 hectómetros cúbicos, lo que supone el 48,1 por ciento de la capacidad total de embalse (2.294,7 hectómetros cúbicos).

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