El paro volvió a bajar en junio en Jaén. Sin lugar a dudas, una magnífica noticia que debe servir para subir la moral de la tropa ahora que el escepticismo colectivo alcanza cotas históricas. Disfrutemos del momento, pero hagámoslo sólo lo justo y necesario ya que el mal de fondo sigue ahí, enquistado y haciendo un daño enorme. En circunstancias económicas como ésta es fundamental que todos sin excepción hagamos un ejercicio de autocrítica.
Debemos hacerlo los ciudadanos, que ahora valoramos nuevamente la importancia de la palabra ‘ahorro’. Y deben hacerlo también el Gobierno y la oposición (que antes fue Gobierno), ya que una de las causas que nos han llevado a este desastre ha sido el apoyo sin remilgos a un urbanismo salvaje que generó una burbuja inmobiliaria que ha dejado endeudadas hasta las cejas a miles de familias de la provincia, muchas de ellas al borde la insolvencia por formar parte de ese heterogéno grupo de 48.574 jienenses que todavía figuran como demandantes en las oficinas del Inem. Apliquémonos el cuento.
La salida del túnel todavía está lejos, pero no duden de que antes o después veremos la luz. Será dentro de uno, dos o tres años, pero lo importante es que será. Tan sólo cabe que en este período de tiempo nos demos cuenta de los males del pasado y que no volvamos a cometer el error de reeditar un sistema productivo como el que nos ha llevado a la catástrofe, un modelo basado en el pelotazo, la explotación irracional del planeta, el dinero fácil y rápido y las diferencias sociales entre pobres y ricos.