Contra la crisis, ayudas. Ahora le ha tocado el turno a los tenderos de Jaén, que dispondrán de generosas subvenciones municipales para ‘lavar la cara’ a sus establecimientos. Bueno, en realidad es algo más que ‘lavar la cara’ ya que, además de acometer obras en el interior y el exterior de los locales, podrán financiar otro tipo de inversiones como adquisición de equipos informáticos o realización de estudios de mercado. Las subvenciones, que se extraerán de una partida de un millón de euros habilitada ‘ex profeso’ por el Ayuntamiento, sufragarán el 50 por ciento del gasto, mientras que el 50 por ciento restante corresponderá a los propios empresarios. El incentivo máximo no podrá superar los 6.000 euros.

El debate sobre la necesidad de inyectar dinero público para salir del atolladero está en la calle. Aquí en Jaén, desde luego, se podría escribir una enciclopedia (olivar, renta agraria, industria…). En el caso del comecio, quizá los apoyos económicos estén bastante justificados por aquello de tratarse de un sector de vital importancia (más de 15.000 licencias en la provincia), por generar mucho empleo, por vertebrar los municipios y por existir una competencia bestial por parte de franquias y grandes grupos de distribución. Ahora bien ¿qué pasa si alguien quiere dar un millón de euros y hay poca gente interesada en recibirlo? Sí, es cierto que es demasiado pronto para aventurar cuántos negocios cursarán solicitudes, pero también es igual de cierto que a la reunión convocada el pasado lunes (a la que estaban llamados unos 1.200 comerciantes de la capital) fueron ‘cuatro gatos’.

¿Desinterés?, ¿desidia?, ¿horario inadecuado (20,30 horas)?, ¿los interesados no se enteraron?, ¿hay que aportar un 50 por ciento? Hipótesis que deben ser resueltas y que requieren de una profunda reflexión sobre lo que queremos y a donde nos dirigimos. Más que nada por la infinidad de quejas y lamentos que se han escuchado desde el gremio en el último año (caída de ventas, obras…).