Les pongo en antecedentes. Hace más de seis meses, concretamente el 14 de febrero del presente, el periódico me envió a Bailén para hacer un reportaje sobre los efectos demoledores de la crisis inmobiliaria sobre la industria del ladrillo. Acompañado por el corresponsal José Luis López, magnífico periodista y mejor persona, me introduje hasta el tuétano en las entrañas de un sector que lo ha sido todo para la economía del municipio. Hablamos con la gente de la calle, con el alcalde, con los empresarios, con los currelas… con todo quisque. Y todo el mundo, sin excepción, coincidía al afirmar que la situación era gravísima.

Así que, con todo el material, me vine para Jaén y redacté ‘Bailén, SOS’, la doble de apertura del periódico en su edición del 15 de febrero. Consciente de que el tema era doloroso, que estábamos en precampaña electoral y que este tipo de informaciones tienen un gran calado social y político, reproduje literalmente todas las manifestaciones, sin cambiar ni un solo punto y coma (en periodismo es práctica habitual la utilización de sinónimos y las correciones gramaticales en los entrecomillados). La idea era que si alguien llamaba para darme las quejas, como ocurrió, soltarle las grabaciones en bruto y contrarrestar los ataques que pudiera recibir. Terminé el artículo, le di al ‘enter’ y me santigüé.

En efecto, al día siguiente me vino la manta de hostias. Recibí por todos los lados. Los industriales me acusaron de generar ‘alarma social’. Políticos junteros dijeron que la cosa no era para tanto. Se publicó un comunicado relativizando todo lo que yo había dicho. Frente a todas estas afirmaciones, también me llegaron bastantes mensajes de apoyo desde Bailén (recuerdo que uno me dijo, incluso, que me había quedado corto).

Ahora, con la perspectiva de ocho meses, sólo les doy un dato: el 52 por ciento de los Expedientes de Regulación de Empleo (EREs) presentados en la provincia hasta la fecha corresponden a Bailén. ¿Alguien me puede explicar qué me inventé?

P. D. Estoy hasta la nariz de que a los medios provinciales nos peguen hostias por doquier y después digan lo mismo en una televisión nacional y nadie diga ni mu. Y como muestra un botón…