El jueves por la mañana estuve en una rueda de prensa de la consejera de Agricultura, Clara Aguilera. La señora venía a presentar las estimaciones para esta campaña oleícola que se avecina, una información sensible ya que, en teoría, permite anticipar cuál va a ser el comportamiento de la oferta y, por ende, a qué niveles pueden fluctuar los precios, una cuestión especialmente importante ya que los ‘aceituneros altivos’ llevan dos años poniéndole dinero al asunto porque les pagan una miseria. El análisis de mercado lo completó con unas cifras sobre demanda, aunque en este caso no habló de futuribles sino que tiró de medias históricas. Total, que habrá un 9 por ciento menos de producto, lo que tampoco es ninguna barbaridad teniendo en cuenta que venimos de una recolección récord, y el consumo seguirá más o menos igual siempre y cuando, y esto es lo terrible, el ‘oro líquido’ siga saliendo barato.

Pero yo quería centrarme en otro detalle. Acaba la retahíla de números. Empieza el turno de preguntas. Una por la izquierda, otra por derecha, dos cabroncillas de Agudo… La cosa se pone emocionante. Entonces alguien le inquiere oportunamente sobre el nombramiento de Rosa Aguilar como ministra. Me lo ponen a huevo porque la mía va sobre esto. Llega mi turno: “Sí, consejera, me gustaría saber si ahora, con alguien que ha sido compañera de Consejo de Gobierno hasta ayer, seguirá manteniendo las mismas exigencias de responsabilidad hacia del Ministerio para solucionar los problemas de los olivareros”. Murmullo. Y me responde: “Eso lo dirá usted”. Ya estamos con que la abuela fuma, pienso. “No eso lo comentó usted delante de los micrófonos hace unas semanas aquí al lado, junto a la fuente del patio”, le repliqué. “Ahí están las hemerotecas”, agregué. Entonces, visto que no funcionó la estrategia ‘estos cabrones de los periodistas se lo inventan todo’, optó por el discurso políticamente correcto de los intereses de Andalucía por encima de todo, “hasta por encima de las estrategia de partido”, aseveró. Ahí quedó la cosa.

Pero mire usted por donde al día siguiente Pepe Antonio Griñán, a la sazón presidente de la Junta de Andalucía, visita Jaén para inaugurar los estudios superiores de música. Y el buen hombre va y manifiesta que la designación de Aguilar como responsable de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino “era importante porque había cierta dificultad de entendimiento entre la consejera y la ministra porque todavía cuesta trabajo explicar que cuando los agricultores piden algo no es subvenciones sino precios justos“.

Gracias Pepe Antonio, le mando copia de tus palabras a Aguilera.

P. D. Este año no nos facilitaron aforo en papel por razones medioambientales. Tururú.