>

Blogs

jorgepastor2000

Patadón y tentetieso

La fábula de Botín

Hace unos días, trabajando en un reportaje para el periódico, hablaba con un muchacho sobre sus perspectivas de futuro, tema espinoso sin lugar a dudas. Enfilaba ya su último año de carrera y se aproximaba a ese salto al vacío que supone abandonar el abrigo de las aulas, siempre confortable y calentito, y enfrentarse a la realidad, donde hace un frío tremendo. No es la primera vez que charlo con un universitario sobre el particular, pero en esta ocasión, no sé por qué, su testimonio me conmovió. Como podrán imaginar, por aquello de que me encargo de escribir sobre economía, me he hinchado de redactar noticias sobre gente jodida en estos tres años largos de putísima crisis, pero debo de reconocerles que el discurso de aquel joven me llegó al alma. Con una serenidad pasmosa, mirándome fijamente a los ojos, me dijo: “Me voy”. “¿Dónde?”, le pregunté. “A donde sea”, me respondió.

Hace unos años, cuando yo y mis amigos nos disponíamos a salir de la facultad, también había muchos que se decantaban como primera alternativa por esto de irse. La diferencia era que, pese a tenerlo también bastante complicado, sabíamos que, antes o después, quizá podríamos regresar con alguna opción de incorporarnos al mercado laboral. Teníamos bastante asumido que empezaríamos trayendo cafés cortos de leche y con una cucharada de azúcar por favor, fotocopiando dosieres interminables, cobrando una miseria -esto no cambiará ‘in seacula saeculorum’-, pero también teníamos la convicción de que llegaría nuestra oportunidad. Creíamos inocentemente en la fábula de Amancio Ortega y Emilio Botín. Ahora no. Ahora se marchan porque no les queda otra. ¿Se acuerdan lo que pasó en los decenios de 1960 y 1970? Pues exactamente lo mismo.

Miren, igual voy a pisar un charco, pero yo pienso que ‘poner los pies en polvorosa’ no debe valorarse forzosamente de forma negativa. Es más, conocer otras culturas, superar la barrera del idioma y entrar en contacto con ‘gente extraña’ me parece una de las experiencias más enriquecedoras. Limitarse al terruño es renunciar a muchas experiencias apasionantes. Soy consciente de que estas diatribas, incrustadas en la esfera de lo íntimo, no serán compartidas por mucha gente. Y lo acepto. Como también comprendo a los que anhelan labrarse un mañana sin necesidad de cruzar los Pirineos. Porque quieren estar cerca de familias y amigos, porque tienen miedo justificado a los desconocido o simple y llanamente porque creen que España, Andalucía o Jaén es un proyecto compartido. Ambas perspectivas deberían ser compatibles, pero cuando apremia la necesidad…

'El día que la mierda valga algo, los pobres nacerán sin culo' (García Márquez)

Sobre el autor

Sidebar Noticia

febrero 2011
MTWTFSS
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
28