Ya está aquí el ‘tarirorí’ de las generales. Falta ‘na’. Pero ‘na de na’, como dirían en mi tierra para ‘mayor gloria’ del honorable Artur Mas. Primero la feria de San Lucas, después los Santos y a los pocos días, sin solución de continuidad, las urnas, la fiesta de la partitocracia. A nadie se le escapa, por aquello de que estamos a pique de un repique del apocalipsis, que estos comicios son distintos. Que nadie cometa el error de subestimar al auténtico enemigo: la crisis. La puta crisis. Y que nadie cometa tampoco el error de subestimar al ciudadano, alias ‘elector’, porque está sumamente hasta el forrillo de que le cuenten milongas. En este punto conviene recordar que, según el barómetro del CIS, los políticos son el tercer problema de este país. La gente quiere saber básicamente una cosa. ¿Qué van a hacer ustedes para sacar a España del agujero? Sin medias tintas.
Hay mucha preocupación por el asunto. Básicamente porque en provincias como Jaén, que es la que pilla más cerquita, una de cada tres personas en edad de trabajar está parada. Es más. Todo el mundo es plenamente consciente de que cualquier salida, dando por válidas las directrices que marca FMI, el BCE y la madre que los parió, pasa por exigirle sacrificios a la población. Dónde, cuándo y qué van a quitar. Todo esto debe quedar meridianamente claro no vaya a ser que en la campaña se venda la moto de ‘tranquilos, majetes, que todo está bajo control’. Yo ya he escuchado a dirigentes del PP y el PSOE afirmando sin ambages que ellos tienen la fórmula del éxito. Pues cuéntenla. Digan si van a reducir el gasto sanitario, si habrá menos becas, si despedirán funcionarios, si no habrá inversiones. No mientan. Explíquenlo todo con pelos y señales para que todo quisque sepa perfectamente a qué atenerse. Y para que no haya que “sacar a alguien por la ventana”, como dijo hace unos días Felipe González.
En el calendario hay dos fechas marcadas en rojo. Una el 20-N y otra algún día de marzo que sólo sabe Pepe Antonio Griñán. Les digo esto porque puede haber ‘alguien’ -póngale usted los nombres y apellidos- que tenga la tentación de dulcificar el mensaje por aquello de que después viene Andalucía y luego, con el aval de las mayoría, liarse a tijeretazos y si te he visto no me acuerdo. Estamos endeudados hasta las cejas, hay que devolver muchísima pasta, los ingresos son claramente insuficientes y los gastos desproporcionados. Esto se llama más impuestos y esto se llama también recortes. Además, recortes a lo bestia -ríase usted del decretazo de hace un año-. La mentira tiene las patas muy cortas. Tan cortas tan cortas que igual el próximo dura menos que un caramelo en la puerta de un colegio.