Si la memoria no me falla, hace ya más de ocho años que el flamante Banco de España de la capital está cerrado a cal y canto… y deteriorándose. En las paredes de este espectacular inmueble, que emula en sus formas a la caja de seguridad de una entidad financiera, proliferan las pintadas.
¿Y por qué saco este tema hoy a colación? Pues porque ayer el arquitecto del Banco de España, Rafael Moneo, fue elegido Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Es el momento idóneo para reivindicar que este edificio, una verdadera obra de arte, sirva para algo más que para que aniden las palomas, aparquen los coches y los ‘artistas’ del spray den rienda suelta a su imaginación. Que si conservatorio, que si comisaría de policía, que si archivo, que si sala de exposiciones… demasiado tiempo dándole vueltas al asunto y, lamentablemente, ninguna solución sobre la mesa.
By María Capilla de la Calle