Hace siete años que aterricé en Jaén. Antes de venir, mis referencias sobre esta provincia eran el aceite de oliva y un tal Gaspar Zarrías que, según decían, mandada un huevo. Afortunadamente con el paso del tiempo me he dado cuenta de que esta tierra tiene otros muchísimos activos, pero también es igual de cierto que el aceite de oliva y Gaspar Zarrías han seguido siendo una constante. Aunque quizá a partir de ahora haya que empezar a hablar en pasado, ya que Zarrías se marcha para los madriles y antes o después tendrá que plantearse su papel de factótum en la política regional y jienense. Habrá que ver qué movimientos se producen en el PSOE a medio plazo.
La cuestión es que la marcha de Chaves y sus personas de confianza implica un cambio de cromos en el Gobierno central y en el autonómico. Estos nuevos próceres son los llamados a salvar a la patria de una recesión que en el caso de Jaén está volviendo a abrir una brecha territorial que, en realidad, nunca se había cerrado. Permítanme que sea un poco escéptico respecto al papel que puedan desempeñar los nuevos estadistas como revulsivos de la alicaída economía. Lo van a tener muy difícil, como lo tuvieron sus predecesores y como lo tendrían los del PP si conquistaran La Moncloa.
No quiero ser derrotista, pero esta crisis ‘hijoputa’ ha sido en gran medida sobrevenida, por lo que las soluciones más efectivas escapan al voluntarimo y a la capacidad de actuación del Ejecutivo de turno que, no obstante, sí que tiene la responsabilidad de acelerar los procesos y poner las bases para un nuevo sistema productivo. Así que encomendémonos a la providencia y confiemos en que griñanes, chaves y salgados den con la tecla por que si no…