Este blog de medio pelo es punta de lanza de una lanza sin punta. Y como he dicho en otra ocasión, los políticos lo leen con más miedo que vergüenza. Rebajaremos el tono sin rebajarnos los pantalones, para que nadie que nos incomoda se incomode. ¿Lo pillan? Definitivamente, hay políticos que no se ríen; tienen los labios cosidos con hilo de demagogia barata, ‘todospoderosos’ pusilánimes, piel de guerrero con pies de barro. Se les cayó la sonrisa pero no los dientes. Tendrían que aprender a reír; pero no es fácil. Y se cabrean, se mosquean, matan al mensajero, se tiran de los pelos hasta los calvos e intentan coser las bocas de los demás con sus mismos pespuntes. Sé de uno que le sientan mal que hablen de él -es uno de los favoritos de este pretensioso blog- pero, en cambio, él va largando por los codos una novela policíaca; aunque aquí no hay policías de nada ni de nadie ni tampoco ladrones, o en eso quedamos. Sé de otro que se empeña en que los periodistas nos equivocamos; de ciclotímicos; de engañabobos; de vividores; supervivientes; sé de muchos que no sé que pintan en la vida pública. Afortunadamente, no son todos.