Ha vuelto Nino García Royo de las montañas nevadas de Nueva York, donde se quedó atrancado y sin poder volar, harto de darle vueltas al Moma, donde se inspirará para la quintaesencia de su urbanismo, que hasta ahora sólo era un compendio burdo de agujeros, pero que tras el paso por el tamiz refinado de las vanguardias será más lustroso y original. Espero que no se le hayan helado las ideas, pues confío en el todopoderoso concejal de Urbanismo para resucitar este invierno agostado en el que se ha instalado el Ayuntamiento. Qué sopor, qué aburrimiento. En lo que va de semana, apenas Eduardo Moral, López Andújar y García Montero han hecho el paseíllo. Pero me falta Nino, garganta voraz, látigo del socialismo gobernante y revanchista; impulso vivo, ‘black and deker’ de este Ayuntamiento que se ha dormido en las rebajas y ya no nos vende ni un bulevar con adelfas. Mañana, muy tempranico, harán un recorrido por las obras de la ciudad, un besamanos sin reyes del alcalde y su Nino. Supongo que no estará invitado el PSOE, que últimamente no le invitan a nada. El último desaire ha sido el del pregón del Carnaval, que pronunciará mañana Argüelles en el salón de plenos. Es lo que nos faltaba, el PP hasta le sube la falda a doña Cuaresma con tal de fastidiar a los socialistas. Como esto siga así, yo también pienso manifestarme.