El viernes por la tarde se reunieron por la tarde dos altos funcionarios de los implicados en la carta que aireó Juan García Montero sobre el ‘caso del Circo’. Después de todo lo escuchado, no sé si hubo un trilero que engañó al constructor, un listillo que quiere pillar tajada aprovechando el cambio de gobierno en la plaza del Carmen, o un concejal sin escrúpulos -quién los tiene al fin y al cabo- que se ha pillado los dedos cuando pensó que tenía a Antonio Cruz vestido de hombre bala, a punto de salir volando muy lejos. Sin quererlo, García Montero ha destapado la caja de los truenos entre los funcionarios municipales. Tras este encuentro informal del viernes, todavía no han decidido qué harán. Hay un matiz importante: algunos de estos funcionarios están fuera del Ayuntamiento trabajan ahora en la Diputación. No les dolerían prendas. Pero hay uno -Manuel Lorente- que es alto cargo del equipo de Torres Hurtado. Tampoco tiene que andar muy contento García-Royo, que mientras estaba en Turín veía como le montaban otro pifostio a su hombre de confianza, sacrificado ya en el ‘caso Gomérez’. Y no hay que olvidarse de Antonio Cruz, que seguramente esperará unos días: o le llama el alcalde o será él quien tomé la iniciativa. Alguien tiene que callarse la boca.