CUANDO Manuel Fernández Moreno fue a tomar posesión de su acta de concejal en la primavera de 2003, se acercó al estrado, extendió la mano y exclamó solemne: «Juro por el arquitecto del Universo…». Para Fernández, hasta Dios puede reducirse a términos urbanísticos: una recalificación divina. Pero ante todo, y si es posible, no hay […]