Se ha quedado este blog semiclandestino sin ídolos de sal, sin el último velo de hilaridad que alumbre este túnel de aburrimiento. Dicho de otra forma, nos hemos quedado sin Conchi, sin el Armillicas, sin Nino, sin alguien que se mee fuera del tiesto.
De los que se van, la marcha que más me fastidia es la de Jaime Sánchez Illescas, que era el único que me mandaba una felicitación por Navidad.
La salida de Nino no la comparto, lo que no significa necesariamente que piense que su continuidad sea positiva. Me explico.
En estos momentos, a un mes vista de las elecciones, el PP no tiene argumentos confesables -del resto sí- para cargarse al todopoderoso concejal de Urbanismo. Si Sebastián Pérez se cree la milonga del ‘cambio de etapa’ ya hay alguien que la dé por válida. Sebastián ?al que un día (pronto) me permitiré escribirle una carta con afecto, sin ironías- debería de saber que por más que repita la frase delante de los periodistas no se hará cierta y que no está la fiesta para que nos tomen el pelo.
Hubiese aplaudido a Sebastián si, además de cargarse a Nino, hubiese tenido el valor de contar en público los motivos que todo el mundo sabe. ‘Lo echo fuera por su carácter, por creerse más chulo que nadie, por ir a su rollo, porque sólo se habla con su espejo’. Muchos de los periodistas que han sufrido a Nino durante estos cuatro años habrían asentido con Sebas.
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Para tomar decisiones valientes hay que tener el valor de llegar hasta las últimas consecuencias.
(Postdata: Nino, te ando buscando para la entrevista)