Me voy a la feria a anestesiarme con fino el sentido común, para que se trague sin denuedo la de chorradas que se le vienen encima.
Me piro y aquí os quedáis con las promesas bananeras lo que resta de semana. Me voy con ‘Los Agustitos’, feriantes sin patria que un día se vieron salvados por ‘La Campana’.
La caseta de la última revuelta, donde la feria pone el contador a cero, donde nos colocaron a los parias de los farolillos porque los parias de antes tienen la suya al lado de los señoritos.
Nuestra caseta también tiene caballos (Javier y Luis), pero nunca nadie entró por la puerta a cuatro patas (salir es diferente).
Me voy con ‘Los Agustitos’. Con Juan, su gerente. Y a mí, como a Aznar, nadie tiene que contarme las copas de vino que me tomo ni las guerras en que me meto. Me voy a mi caseta. Y otra vez tendré la duda de si Maraver acaba de llegar o nos lo dejamos olvidado dentro el año pasado.